Movimiento cultural independiente (I)
Edgar Rodríguez Cimé: Movimiento cultural independiente (I)
De los años 90 del siglo XX en adelante, el movimiento cultural independiente de Papá-Gobierno germinó en espacios propios que han abonado al desarrollo de los creadores juveniles, sobre todo. Escenarios dónde presentar el talento para irlo puliendo mientras se fomentan nuevos públicos, a la vez de acumular obra en diversas disciplinas artísticas.
Recuerdo que en los años 70 del siglo pasado el único que organizaba un bien portado concierto de rock era el departamento de cultura del Hache Ayuntamiento. Luego, en los 90, empezaron a promover los festivales culturales los propios jóvenes, en la Movida de esa década. Saludos a Rubén, de Niños Suburbanox, a Gabriel de Potaje Nuclear, al comunicador Paxux, de Rockultura, y al promotor Víctor Valdivia, por apoyar ese ritmo de “locos”.
De esa época, cuando se pedían prestado a los sindicatos obreros o rentaban locales sindicales para organizar los festivales de rock, llegó el siglo XXI con promotores más comprometidos con sus proyectos y surgieron los primeros espacios culturales propios, puestos a disposición de la promoción y desarrollo de la cultura y el arte.
Hablando de espacios independientes de teatro, quien da el grito de guerra: “¡Al ataque mis valientes!”, iniciando este movimiento, es el catalán Ricardo Andrade Jardí, con su cómplice Amanda, quienes con el afán de presentar lo más avant-garde de la escena, convierte su hogar en un fraccionamiento del norte de Mérida en el flamante espacio El Teatrito, donde -fui testigo- han actuado talentos de dentro y fuera de México, incluyendo residencias artísticas con artistas de Latinoamérica. Un verdadero ejemplo a seguir.
Con el nombre del actor y director “Rubén Chacón”, surge el foro independiente comandado por el director de teatro “Pancho” Solís y su esposa, la actriz Hortensia Sánchez, en la ex Penitenciaría Juárez, en Mérida, Yucatán, quienes convierten ese espacio de encierro y tristeza en uno de entretenimiento y arte para disfrute del respetable que llenó el espacio cultural en cada presentación.
Ante el poco empleo ofrecido por el Ayuntamiento y el Gobierno de Yucatán, cuando debieran apoyarse en el teatro local para campañas educativas, de salud o culturales, uno de los íconos contemporáneos: “Melo Collí”, abre su propio espacio en la avenida Colón, en pleno Parque de las Américas, uno de los más bellos de la ciudad, lo cual le da un toque “chic”: Ría Teatro. Por su lado, uno de los actores más experimentados en Yucatán, Francisco Sobero Garavito: “Tanicho” (+), con más de 50 años en las tablas, metamorfosea su vivienda por el rumbo de La Carmelita en el nuevo espacio Casa-Teatro “Tanicho”, donde da rienda suelta a su talento histriónico ante públicos de cerca y lejos, lo que le llevó a ser considerado uno de los grandes en estas lajas.
Estos esfuerzos de actores y directores de teatro en la ciudad de Mérida, embona con trayectorias escénicas de teatreros y teatreras mayas, como María Luisa Góngora Pacheco, Socorro Loeza Flores, Marga Aguilar Montejo o Armando Dzul Ek, quienes organizan grupos de teatro independiente en Oxkutzcab, Tecoh y Sotuta, con actrices y actores autodidactas para montar obras aquí, allá y acullá, con la cosmovisión maya-mestiza (continuará)