Derecho de réplica maya
Edgar Rodríguez Cimé: Derecho de réplica maya
En 2013, estimulados por el festival maya del Gobierno de Yucatán, organizado por mestizos y coordinados por un libanés, lo mejor de la intelectualidad nativa convocó a personas, colectivos y artistas originarios de Quintana Roo y Yucatán para festejar el Festival Maya Independiente, realizado en más de cincuenta sedes pequeñas y alejadas de los centros urbanos. Todo un éxito. Al año siguiente el festival, increíblemente, decayó y al tercer año desapareció.
Al platicar con dos de los organizadores para aclarar por qué un festival cultural independiente, bien planeado y mejor organizado, que resultó un éxito para mostrar la capacidad intelectual, organizativa y artística de la nación maya, desde abajo, surgieron detalles muy interesantes para entender qué tan difícil es ponerse de acuerdo conceptualmente entre diversos pensamientos de la misma nación maya.
Para empezar, entre quienes reivindican derechos de la nación maya, existieron dos pensamientos diferentes derivados de su relación de dependencia (como empleados de educación indígena) o independencia política (milperos, comunicadores o militantes de iglesias cristianas), lo cual se reflejó en el desarrollo del evento: uno de los coordinadores de mayor rango, viajó a otro compromiso entre comunicadores del sureste, impidiendo su participación en el festival independiente, lo cual trajo como consecuencia diferencias entre ellos.
Al parecer, como dijo el comunicador Bernardo Caamal Itzá, quizá el tono de los eventos, o los eventos mismos, por su condición de empleado gubernamental de un partido conservador, como el PAN, propiciaron que el profesor Vicente Canché Moo decidiera no estar presente para el recorrido de las sedes de la memoria histórica en las luchas mayas, y viajar a otro evento en otro estado, generando divergencias entre ellos.
Una de las mayores enseñanzas en la militancia de Izquierda, desde hace 40 años, ha sido “insistir en las coincidencias de objetivos entre los diversos grupos y corrientes de opinión, más que en las divergencias de método”. Donde no se puedan poner de acuerdo, hacerlo a un lado, pero insistir en las coincidencias.
En la lucha por la defensa del plan de estudios crítico de la Escuela de Economía, cuando en los 80 se impuso el neoliberalismo en la Universidad de Yucatán, arrasando en los planes de estudio con las ciencias sociales, como la Economía Política, que desnuda la explotación capitalista, coincidimos: “comunistas”, “trotskistas”, “socialistas”, gente sin partido, “priistas liberales”… Un bloquezote de gente pidiendo respeto a sus derechos estudiantiles.
Claro que teníamos divergencias sustanciales entre este mosaico político que iba de la izquierda radical a la “derecha liberal”, pero -fue una epopeyalogramos imponer nuestro objetivo final en contra de las diversas interpretacionesde las etapas de la lucha de cada uno de los grupos políticos que integraban el movimiento de defensa del plan de estudios.
Obrador se encuentra donde está, debido a la coincidencia de muchísima gente progresista de pensamiento diverso, pero que coincidían en el objetivo de “mandar al PRI, y a los partidos de Estado, al bote de basura de la Historia”, y se pusieron de acuerdo en participar electoralmente como Frente Democrático Nacional (FDN) que lo llevó a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México. Entonces, “empezó a caerse el PRI”. Hoy el PRI es historia.