"Cosmayapolitismo" en el siglo XXI

Edgar Rodríguez Cimé: "Cosmayapolitismo" en el siglo XXI

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¿Cómo enfrentar el caos globalizador con sus vertientes racista, clasista y antidiversidad generadas por la decadencia de la cultura de Occidente, si no con una identidad con sustento maya, pero diversa, aprovechando la ciencia, el arte y las humanidades -antiguas y contemporáneas-, pues venimos de un enjambre de cunas, cuyos avances hicieron posible el desarrollo de la civilización humana?

En este escenario humanístico de siete mil años, todo cuenta: del cero creado por mayas (siglo V D. C.) y en la India (siglo VII D. C.), pero difundido por árabes y “bautizado” en Europa, hasta la filosofía de Mao, el humanismo del renacimiento y el arte de Basquiat. En el siglo X, era claro quién era maya. Hoy, se complica porque la diversidad atraviesa la nación maya: de milperos de Kanxoc a académicos que laboran en Holanda; de comunicadores intelectuales como Bernardo Caamal a palanganeras del mercado; de mayeros de comisarías a poetas y “asesores” como Pedro Uc; de políticos adocenados a maestros universitarios con visiones cosmopolitas de la identidad, como el doctor Juan Castillo Cocom. Pero, todos, llevando -adonde vayan- su “sabucán” con su cultura.

Se llama Genner Llanes Ortiz, es maya hablante de Ticul, doctor en antropología y reside en los Países Bajos. Fuimos condiscípulos con intereses comunes en lo maya. Luego de no verlo por siglos, coincidimos por un comentario en su blog maya en internet, y ahora por una panorámica de los últimos avances mayas en la región, en una nota suya: “Cosmayapolitismo”, donde aborda la identidad maya en el concierto universal de las naciones. (Hace como 10 años atrás, discernía con un amigo de la Universidad Pedagógica Nacional -saludos Jorge- sobre la importancia de la integración de lo “local” y lo “global”, conservando la esencia: lo “glocal”. En lo cultural, conservando el sustento de la multiculturalidad de los pueblos indios; en lo económico, anteponiendo los intereses propios en la integración a la globalización).

Genner lo visualiza desde una cosmovisión universal, comentando avances en lo comunitario y lo individual, como “creadores de cultura”. En lo comunitario, comenta el sustento comunal en la defensa del territorio, como base de la identidad cultural: la importancia política de colectivos como Ma´ OMG (No a los Organismos Genéticamente Modificados); la organización de festivales culturales independientes; o la producción de arte contemporáneo.

Y es consecuente. Él, a pesar de hablar holandés por su empleo como profesor-investigador de la universidad, “lleva su sabucán maya”: bagaje de conocimientos, propios y académicos, adonde quiera que vaya: museos, conferencias (impartidas por él), otros países. Y, apenas hach puede, nos viene a visitar acá en Ticul. Sigue siendo maya, pero, ahora, con prestigio académico internacional.

El cosmayapolitismo, donde se cruzan lo “local” con lo “global”, puede ser una herramienta para definir el perfil diverso de lo maya, para salvar el “enfrentamiento” entre dos voces fuertes de esta nación contemporánea, que impide las coincidencias y mantiene el sectarismo, para beneficio de los dzules. A los avances, en lo general, de Genner, hay que sumar el anunciado renacimiento del arte, de la literatura y el teatro (Frischmann/Ligorred), parar completar todo el acumulado de avances, así como gestores culturales, especialistas, científicos, intelectuales y creadores de arte, de la nación maya, con prestigio internacional.

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