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Las redes sociales se han convertido desde hace algunos años, y ahora más en la pandemia, en la principal fuente de información de la población en nuestro país y en nuestro estado; es en especial Facebook una herramienta que utilizan aquellas personas que quieren implantar una idea o una temática a discusión para llegar a todos los sectores de la población sin importar clase social o economía.

Por lo anterior, han surgido una serie de “medios de comunicación digital” poco serios que aparecen únicamente durante los periodos electorales, y que son herramientas utilizadas para generar información falsa a todas luces, pero que buscan cambiar la percepción de la ciudadanía bombardeándola de manera constante e intensa con noticias o encuestas amañadas. Son estas últimas las que hemos empezado a ver en los últimos días en el estado, donde dan como casi ganadoras o casi perdedoras a fuerzas políticas que ni siquiera han comenzado con el proceso formal de campañas electorales.

Estas encuestas falsas son una estrategia de manipulación mediática clara, en donde la fuerza política busca insertar una falsa idea de ventaja a la ciudadanía para que ésta cambie su sentido de voto o se abstenga de participar en el proceso democrático.

Las falsas encuestas, las falsas noticias y los falsos medios de comunicación desembocan en el mismo abrevadero de las mentiras. Bajo esa premisa, las falsas encuestas deberían ser tratadas con la misma vara con la que se trata a las noticias falsas, ya que sirven para exactamente lo mismo: modelar comportamientos sociales y la opinión pública con hechos distorsionados de la realidad.

Ahora que los tiempos de elecciones se acercan a paso galopante, es necesario contrarrestar a los falsos periodistas, por aquellos que sí ejercen su labor y contribuyen a la democracia con responsabilidad y ética, para garantizar información verificable y cuestionar a los líderes políticos para garantizar la integridad, paz y equidad de una elección.

Es así como las personas deberían estar guiadas por la verdad y no por falsedades a la hora de elegir a sus representantes.

Es así como desde esta columna periodística invito a los medios y la ciudadanía a tener todas las herramientas necesarias para combatir este fenómeno, como las estrategias de verificación de la información y de chequeo de datos, así como que la ciudadanía y los electores también estén preparados, sabiendo que toda información que veamos publicada en nuestras redes sociales debe ser cuestionada y verificada antes de que sea compartida por nosotros mismos.

Sólo así podremos contribuir a la creación y validación de medios digitales libres y plurales, para que entonces tengamos menos corrupción, más acceso a la información pública, más transparencia, menos asimetrías entre la ciudadanía y por lo tanto mejor democracia; garantizando un mayor respeto a los derechos humanos y desarrollo de la ciudadanía.

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