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Esta semana volví a darme cuenta de las muchas cosas que necesitamos entender para ser una sociedad más desarrollada y me acordé de Mafalda que en alguna de sus declaraciones -sarcásticamente contundentes- decía que el día que el mundo fuera gobernado por músicos los sordos protestarían. Porque los seres humanos somos los eternos inconformes.

Y lo digo porque ahora que el importe de la tarifa de transporte público disminuyó 50 centavos escuché más críticas y malos agüeros que buena buenaventuranza de personas que no tienen la común necesidad de usar el camión porque, no solo tienen auto, sino hasta chofer.

Sin querer alabar al gobernador Mauricio Vila y a los empresarios comprometidos con la causa, quienes para mí serían los héroes verdaderos de esta novela, es la primera vez que escucho que baja de precio un servicio tan importante como el transporte en una ciudad, lo es en todas las del mundo con una población aun menor que la nuestra.

Muchos comentarios que escuché -en su mayoría- fueron que los choferes no tendrían cambio, que darían a los usuarios chicles en vez de sus 50 centavos y así otros más.
Y

entonces llegó la fecha y tal como los pesimistas dijeron no todos los conductores de los autobuses dieron los 50 centavos de cambio. Y hubo bastantes quejas, más de 200, según reportó la autoridad.

Yo me pongo a pensar en qué opciones hay para aprovechar esta ventaja de ahorrarme 50 centavos cada vez que utilizo el transporte urbano. Y recordé varias, como sacar todas las monedas del bolsillo para tratar de tener el monto exacto, porque en diez servicios necesarios para mí ya tendría cinco pesos y así la sumatoria de los números cuando son cuatro en casa los que usan el camión sería entonces de 20 pesos. Y solo hablo de diez viajes.

Creo que mi punto, al final, no tiene que ver con el transporte y sus bajas de precio sino con nuestras ganas de ser impositivos.

Un emprendedor quizá ofrecería una tarjeta como se usa en la Ciudad de México para ir descargando los viajes cada vez que te subas.

La recarga es en efectivo en máquinas para varios tipos de transporte. Así que ni siquiera deberían tener más empleados. En fin, seguramente a alguno de esos muchos emprendedores que hay en esta ciudad se le ocurrirá alguna idea funcional, mejor que esta que conozco y que comparten muchas ciudades en el mundo, que permita que este ahorro no sea material del pesimismo.

Seguramente hay otras cosas que no se hacen bien en el gobierno, y situaciones en las que los empresarios no estarán de acuerdo, pero no creo que disminuir el monto del transporte público urbano sea una de ellas.

En todo caso, en vez de criticar aporten otras ideas que ayuden al bolsillo de todos.

Yo, mientras, aprovecho que es lunes para compartir con otras personas que tienen la convicción de que podemos vivir en un mundo mejor. ¡Que sea feliz!

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