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Por insistencia de una sobrina que quería corroborar un dato sobre una información publicada en redes en Yucatán descubrí -gracias a la labor de un millenial bien entrenado- que con una misma foto de personas que cargan unos cerditos tres individuos sin escrúpulos ilustraron situaciones similares de esas ya famosas fotos en las llamadas fake news.

Es increíble lo que se puede hacer alrededor de una imagen, más si la historia no es real y además será repetida un sinnúmero de ocasiones, ya que lo más común es que nadie cheque lo que reenvía o comparte en sus redes sociales para compartir a otros su asombro o malestar sobre un tema que lo incomoda.

La mentira ocupa un espacio significativo, escribe Pablo Mitlanian, y su frase cabe perfecta en días de aislamiento social en los que se ha intensificado la actividad en la red de redes, y por lo menos en mi caso la cantidad de información que se debe verificar a cada momento. El mismo Mitlanian asegura que “la mentira requiere mecanismos complejos que ninguna persona sana puede sostener”, pero pareciera que tenemos el cinismo suficiente para hacer de la mentira una forma de vida a niveles que se usan en publicaciones sin ninguna prueba.

Las teorías de conspiración de Covid-19 más populares son inquietantes porque nunca antes habíamos visto información falsa como ésta, pero tienen mucho pegue y hasta se analizan en sitios serios conocidos por su profesionalismo para hablar de las noticias.

De acuerdo con NewsGuard, un sitio que monitorea información para identificar su veracidad, de los 187 sitios que identificó como publicación de datos verificables sobre el nuevo coronavirus, más del 80% ya no eran confiables, lo que significa que tenían una calificación roja ya adjunta a su URL.

En general, los intereses detrás de las noticias falsas buscan tener más seguidores, más tráfico o acabar con la popularidad de un individuo o institución que por alguna razón les favorece, todo relacionado en su mayoría con poder o dinero.

Según NewsGuard, “en medio de la pandemia de coronavirus, algunas personas prefieren que los datos sean más accesibles en nombre de la salud pública. Pero esto ha llevado a la explotación de algunos estudios que aún no se han revisado y, en algunos casos, resultan estar equivocados”.

Entonces enumera sitios donde explican cómo hasta se publican investigaciones que no han sido verificadas pero que replican antes que puedan tener el visto bueno de una institución reconocida.

Las ventajas y debilidades del internet me traen chiflada estos días, supongo que no solo a mí. El propósito es que si recibes un mensaje aun de WhastApp tomes un minuto para pensar en qué va ayudar a quien se lo envías. Si al menos puedes hacer que sonría habrá valido la pena.

Mientras aprovecho que es lunes para felicitar en la sana distancia a mi querida Elizabeth Towanda Chenchian, que mañana cumpleaños. ¡Qué sea feliz!

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