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Apenas enero y ya tengo recuerdos de 2020 que me llenarán el diario mental y el corazón de alegría con los cumpleaños de mis seres queridos de todas las generaciones, los excelentes resultados laborales que disfruto a mi alrededor, los éxitos de quienes estimo y por supuesto las risas en compañía de personas maravillosas.

Pienso en ello porque, si me dedico a analizar las noticias de estos últimos días, la vibración de mi mente tendrá lamentables cifras al escuchar que un país por confusión derribó un avión lleno de seres humanos que no tendrán una explicación válida para no terminar su viaje en este planeta, a los gobernantes que se disculparon por los graves errores que lo provocaron para no crear una guerra mundial, a los menores de edad acribillando a los adultos que supongo les causan conflictos, las absurdas teorías de los ciudadanos al respecto, a los mexicanos de todas edades escribiendo frases absurdas al respecto en redes sociales demostrando que nos estamos quedando sin sentido común.

En fin, más que no venga.

Sin pretender extraer mi sentir de esas -para mí- espantosas realidades, trato de compartir las historias lindas que la vida me ha regalado. Hemos viajado juntos seis personas que hemos enfrentado obstáculos de salud relacionados con diversas causas distintas y que por designios de Dios seguimos en este mundo, seguramente para bien, así que el gozo es doble.

Y aunque nos reunimos en otro país con muchos planes de paseos para realizar, quizá los mejores momentos fueron los que compartimos durante las conversaciones que tuvimos en los trayectos en cualquiera de los vehículos que utilizamos así como alrededor de la mesa y que se vuelven deliciosos porque compartimos el pan, la sal y los comentarios incluso para reírnos de nosotros mismos, no necesitamos más.

Y entonces me pongo a pensar cómo conocí a cada uno de estos increíbles personajes, en qué momento hicimos ese click necesario, cuántos días hemos reído, llorado, bebido hasta alcohol, celebrado cumpleaños, acompañado en funerales, en hospitales, en exámenes aun escolares, en celebraciones de todo tipo, y así podría continuar con la larga lista, afortunadamente muy larga.

Y sin querer aconsejar a nadie me preguntó si tú estarías dispuesto a recordar a esos que te divierten en el día a día, a quienes quisieras tener junto a ti siempre, conversar de los recuerdos que han construido en compañía, mandar mensajes de buenos deseos a la red de redes, felicitar a los demás, hablar bien de los otros, en fin, hacer las cosas diferentes me parece.

Seguramente los mexicanos en general tenemos una forma diferente de ver la vida, así que ojalá que podamos encontrar el camino de regreso a un país de trabajo, de esfuerzo, de recursos de todo tipo, de noticias agradables, de propuesta para estar felices.

Yo mejor aprovecho que es lunes y que aún sigo de vacaciones para celebrar el cumpleaños de mi querido Alfonso junior, que siempre tiene buenas historias que compartir que llenan mi corazón. ¡Que sea feliz!

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