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La preocupación de muchos por el cambio climático realiza acciones que se convierten en virales y hay muchos ejemplos al respecto, pero causas como las que encabeza la ciudad de Barcelona me hacen pensar en que podemos hacer mucho más, ya que ha declarado una emergencia y activado un plan que llama sin precedentes.

Ada Colau, la alcaldesa, dice en un video que recorre las redes sociales que éste es un compromiso en defensa de la vida que incluye crear 400 mil metros cuadrados de zonas verdes, hacer más calles peatonales, aunque también pretenden tener más carriles para bicicletas y multiplicar el transporte público y poner restricciones sin precedentes al tránsito; aseguran que acabarán con el puente aéreo entre Madrid y Barcelona que será sustituido por el tren que, según dicen, equivaldría a reducir las emisiones de contaminantes en un 92 por ciento.

Llenar los techos de la ciudad de paneles solares a través de subvenciones o bonificaciones fiscales, aumentar el aislamiento de las viviendas de la ciudad para, según indican, reducir el consumo de energía en un 70 por ciento.
También plantean impulsar a las empresas más sostenibles, con contratos públicos.

En total, el Ayuntamiento dirigido por Ada Colau destinará 563.3 millones de euros a un plan de nueve ejes. Siete implican cambio en: urbanismo, movilidad e infraestructuras, energía, economía, consumo y residuos, alimentación, y cultura y educación. Los otros dos son adaptación al cambio climático en salud y calidad ambiental, y la preservación de los recursos hídricos.

Sin embargo, no todas dependen del gobierno, también se requiere del apoyo de los empresarios y los ciudadanos por supuesto, y algunos expertos, entidades ecologistas y plataformas vecinales. Los partidos de oposición cuestionan estas acciones, aunque entienden que es un compendio de buenas intenciones pero que no tienen peso.

El investigador Xavier Querol cuestiona que este reglamento tenga como objetivo reducir las emisiones de CO2 a la mitad en 2030 respecto a 1992. El catedrático de Ingeniería Ambiental José María Baldasano asegura que firmó el primer inventario de gases de efecto invernadero en Barcelona en 1995.

En fin, mientras las inconformidades continúan en todos los ámbitos de nuestra vida, alguien pone en acción un programa que va más allá de las buenas intenciones y que parece incluye no solo a los habitantes de una de las ciudades turísticas icono de España, sino también a sus visitantes y quienes eligen esa ciudad como hogar temporal mientras realizan alguna especialización educativa o laboral.

Algo de lo que hoy se hace en el mundo quizá pudiéramos replicar en Yucatán a fin de mejorar nuestra forma de vida, cualquiera que sea nuestra trinchera, disminuyendo las hojas que imprimimos, desconectando el mayor número de enchufes que podamos y así cualquier contribución aporta.

Mientras, aprovecho que es lunes para buscar a otros que como yo deciden tomar acciones de apoyo al planeta. ¡Que sea feliz!

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