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Me parece que todos los días utilizamos menos nuestras capacidades de socializar -que nos hace únicos-, ya que sin importar el lugar de nacimiento, siempre se encuentran coincidencias para generar empatía, y los estamos sustituyendo por la compañía electrónica.

No importa el aparato, es decir, un celular, una tableta o un dispositivo para leer, todo aquello que nos saca del mundo real, para llevarnos a la privacidad de un mundo virtual que nos hace sonreír.

Puedes llegar a un consultorio, restaurante, bar, aeropuerto, salón de clases, taquería, en fin, la mayoría de los humanos reunidos en un sitio tendrán en sus manos una pantalla en la cual perderse.

A veces se contagia, porque también sirve para plasmar recuerdos de momentos específicos, las famosísimas selfies y un número incontable de temas que podemos resolver con solo colocar una palabra en la pantalla para desplegar miles de temas, investigaciones o recuentos de información que nos dejen sumergidos en nuestra lectura sin darnos cuenta de lo que se desarrolla a nuestro alrededor.

Los puntos más graves de este enamoramiento, cada día más pasional, ocurren en los accidentes que se provocan, las situaciones riesgosas que no se evitan, los desastres que tienen poco arreglo, y así podría seguir enumerando.

Quizá también tú conoces a alguien que fue a la peluquería y mientras leía Facebook fue rapado o termina con un peinado que no quería o un tono de pelo que no combina.

Pero los daños son peores, aunque ninguno de nosotros lo acepte, muchos hemos tenido un susto por fijarnos de la pantalla mientras conducíamos un vehículo o caminábamos por la calle o estábamos cerca de un contenedor con agua a donde fue a parar el aparatito en uso.

Entonces no me extrañan todos esos problemas que ahora reportamos como especie y donde estamos perdiendo nuestras habilidades para vivir en comunidad, buscar empatía y hasta empleo, adaptarse al entorno laboral, formalizar una pareja o hacer amistades.

Es tan común la forma en que vemos estas realidades que no queremos aceptar que estamos cambiando como sociedad, y existen muchos estudios sobre la adicción al celular conocida como nomofobia, y cada día aumenta el número de investigaciones para explicar cómo esos comportamientos dañan las relaciones o la convivencia de las parejas.

Académicos de la Universidad de Baylor desarrollaron un nuevo concepto conocido como Partner Phubbing que significa ignorar a la persona con la que nos encontramos por prestar atención a nuestro celular.

En fin, podríamos seguir describiendo las consecuencias de tener esa dependencia cada vez más común que nos hace olvidar que tenemos que prestar atención a nuestro alrededor.

Por eso yo aprovecho que es lunes para buscar a otros que como yo prefieren la compañía de un humano con quien socializar en días de carnaval.

¡Qué sea feliz!

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