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Hoy el llamado nacional de las mujeres es a desaparecer de la vida pública, no realizar compras, no ocupar las redes sociales, ni el celular, ni el auto, es una petición para abandonar la vida por 24 horas. Y no es un día de asueto, es una fecha para establecer compromisos con otras féminas a las que sus agresores decidieron quitarles la tranquilidad, la convicción, incluso la vida. Aunque no todas conocen lo que realmente busca esta campaña contra la violencia que se intensifica en las calles de nuestro país, son muchas las que se apuntan a la solidaridad que busca el movimiento, mientras me asombra que otras desconozcan las causas.

La razón es que en las calles del centro de Mérida, una de las ciudades más seguras de esta nación, las mujeres admiten que alguna vez sufrieron acoso o violencia en la vía pública. Afortunadamente hay voces que ya no se quedan calladas, he tenido la oportunidad de conocer a más de una que piensa que aporta mucho al impedir que continúe esa desagradable costumbre, así como la sensación de alerta que sientes cuando caminas por la calle.

Sin embargo, todavía hay personas que prefieren mantener la boca cerrada, callar sus historias y pareciera que mientras más exitosas las mujeres más silenciosas pueden permanecer cuando de admitir la violencia se trata.

Y no es para menos, esta semana una mujer del espectáculo, guapa y famosa, publicó información sobre la agresión que vivió a manos de su ex esposo y también relató la que hoy vive a manos de personas que se dicen sus amigas, muchos de ellos varones, quienes están enojados porque ha puesto en letras públicas sus historias privadas.

Desaparecer en ocasiones no es tan fácil como quisiéramos, pero se trata de un proceso parecido al primer movimiento que se registró en Islandia en 1975 cuando el 90% de la población femenina de un país de 220 mil habitantes dejó de realizar sus actividades como una forma de activismo en busca de las mismas oportunidades en el ámbito profesional y político que los hombres. O bien cuando en 2017 una movilización nacional en Estados Unidos protestó contra la misoginia, la desigualdad y la opresión de las mujeres, con una llamado a tomar un día para demostrar la fuerza económica y el impacto en la sociedad por la ausencia femenina en una jornada.

Aunque el antecedente de las estadounidenses fue el famoso “Día sin inmigrantes” que pretendía demostrar a los llamados ciudadanos de Estados Unidos la falta que hacen todos esos empleados que realizan las labores que contribuyen al funcionamiento del país vecino.

Me asusta escuchar negocios que sacaron publicaciones para ofrecer 30% de descuento en pan y café para las mujeres que vayan a consumir a su restaurante en el día sin ellas, o instituciones que afirman que harán divertida la fecha y quienes buscarán cómo descansar públicamente en el día de no estar.

Yo mejor aprovecho que es lunes para mantener contacto con otras que como yo creen en la solidaridad, en dejar de atacar a las mujeres y esperar un mundo mejor. ¡Que sea feliz!

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