|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

La otra noche en el comedor de la casa de mis padres hubo fiesta. Y como aquí vivo, me perturba tanto que he dejado el tema del que escribía para dedicarles mis letras. Son cuatro parejas de amigos que normalmente se frecuentan para cenar, desayunar, conversar, viajar… celebrar la vida.

Hoy el aislamiento social los ha llevado a festejar el cumpleaños de uno de ellos a través de una video llamada conjunta. Cada pareja sentada en su casa, cada quien con algo en su mesa para beber o comer, pero todos riendo como si la sana distancia no les estorbara. Tardaron más de dos horas conversando y aunque comenzaron con la añoranza de “cuando esto acabe”, suenan en mis oídos mucho más concretos que cualquiera de nosotros que también nos hemos hecho esas promesas.

Ya quedaron a dónde irán y qué harán cuando puedan estar juntos, pero pasaron a otros temas, riendo de sus chistes, de sus aventuras, así como de las ocurrencias que cada uno tiene. Del grupo, un médico todavía labora, pero los demás se han jubilado para dedicarse a varias ocupaciones, desde cuidar nietos hasta organizar viajes, aunque siempre encontrando la traviesa forma de frecuentarse.

Quedarse en casa seguramente ha sido una de las peticiones más difíciles para el ser humano que había comenzado a disfrutar el hecho de incluso comprar en línea para no tener que salir a ningún sitio. En los tiempos electrónicos que vivimos, en que podemos conseguir casi todo lo que deseamos a través del internet, la situación de contagio mundial nos mantiene viviendo en lo que algunos han llamado cuarentena, otros confinamiento y algunos más aislamiento social.

Salir a la calle para cualquier cosa es un asunto del pasado, hoy debemos planear qué se hará, cómo se realizará, cuánto tiempo tardará, la distancia, el sitio para encontrar los productos y la desinfectada antes de entrar a casa.

He visto a mí alrededor un sinfín de proyectos que me entusiasman, porque siguen las clases de todos temas en línea, hay personas que ofrecen guía para la meditación, el yoga, ejercicios de diversos tipos, entrenamiento para cocinar, clases divertidas para niños, libros gratis, en fin. Centenares de actividades gratis y a eso le sumo uno de mis favoritos: los momentos en vivo que regalan las personas que se dedican al arte, y que han ofrecido música, poesía, danza y hasta conversaciones honestas.

Los más admirados por mí son los cientos de mexicanos que hacen cosas por los demás, los chef David Cetina y Alejandro Herrera, quienes cocinan para llevar alimentos a los que necesitan, David Salomón y su grupo de amigos consiguiendo dinero para adquirir equipo de protección para quienes están en la primera línea de atención médica, Macarena Mantecón con Fundación por la salud en Yucatán con una enorme campaña para conseguir artículos que sirvan al personal médico. ¿Y tú que estás haciendo? Por lo menos quédate en casa.

Yo hoy aprovecho que es lunes de abril para disfrutar con mis padres la feliz manera que tienen de vivir el momento. ¡Qué sea feliz!

Lo más leído

skeleton





skeleton