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Hacer dieta en aislamiento social es el propósito más difícil del mundo para mí, que quiero comer algo cada 15 minutos. Y eso que tengo una cantidad de trabajo un poco mayor que en otra época debido a las circunstancias. Pero mi madre decidió que cuando termine la contingencia sanitaria estará espectacular, o así lo creo yo, porque comenzó a cuidar más su alimentación que el común de los días y a procurar hacer ejercicio temprano para bañarse antes que haya demasiado calor.

Me encanta ver que tiene ocupaciones, planes, organizaciones y proyectos, a pesar de que está encerrada desde el pasado 16 de abril debido a mis cuidados -a veces más que precavidos- para que la enfermedad no se acerque a casa y ha funcionado.

Pero eso incluye que sus nietos, hijos, otros familiares y amigos no lleguen hasta su casa, y menos que ella pueda compartir el pan y la sal con alguien más fuera de su hogar, lo cual para una persona tan social podría ser un poco incómodo, pero no pretendo averiguarlo. Sin embargo, tiene el entusiasmo para maquillarse y vestirse, estar presentable porque sí, así como elegir hipiles hermosos para hacer una llamada en video a fin de celebrar el cumpleaños de alguien, o simplemente darse el lujo de ponerse guapa como ella dice.

En México, de acuerdo con estimaciones del Consejo Nacional de Población, hasta 2017 habitaban más de 12 millones 973 mil personas de 60 y más años, de los cuales 53.9 por ciento son mujeres, guerreras que como ella no se acobardan ante el encierro, que buscan la forma creativa de hacer productivos los momentos.

Cuando encuentro personas con ese ánimo me siento con la responsabilidad de ponerme las pilas para hacer algo más que ver pasar la vida, disfrutar lo que tenemos, que es mucho, ya que lo común es escuchar al otro relatar lo que le falta o más bien lo que cree que necesita.

Siempre escribo acerca de lo maravilloso que me resulta que sea mi madre porque es extraordinaria maestra, también buena consejera, una planeadora estratégica, bromista como la más, que se da tiempo para hacer a la otra persona feliz, que tiene los planes para todo y que nunca se le termina la cuerda.

El próximo viernes mi madre cumple años y, como siempre, tiene ganas de celebrar, así que estamos planeando lo que haremos para que compartamos la fiesta en la distancia, por lo menos seguramente habrá flores y pastel, y veremos qué más se le ocurre porque además en mayo siempre festeja el día de la madre y su aniversario de bodas, un todo incluido para que no haya pierde. Este episodio de 2020 tendrá que ser memorable.

Mientras les deseo que encuentren en su camino personas como ella que no teme vivir, que tiene un entusiasmo por hacer las cosas más allá de la aventura, que se ríe de sus limitaciones y las utiliza en beneficio, que aprendió que el poder lo tiene en sus ganas de ser y de estar.

Yo aprovecho que es lunes de mayo para organizarme y felicitar en la sana distancia a todos los que como yo se quedan en casa. ¡Qué sea feliz!

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