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Yo sé que la CDMX está con los hospitales llenos, el rebrote de Covid 19 se presentó en el mundo, el tráfico vehicular en Mérida va como si no hubiera pandemia y el gobierno federal convino un aumento el salario mínimo de 15 por ciento sin mirar alrededor las condiciones económicas que han dejado sus estrategias y la falta de responsabilidad de muchos.

Pero hoy quiero dedicar mis letras al 2020 que se va y que sin pretenderlo nos ha dejado mucha enseñanza por los récords alcanzados que ya todos sabemos. Más lluvia que en ningún año desde que se comenzó a tener registro, fenómenos hidrometeorológicos que acabaron con la lista oficial de nombres y casi el alfabeto griego, protestas cada vez más violentas de quienes sólo quieren destruir la estructura para sentirse escuchados, y así podría seguir.

Pero hay otra cara del mundo que es de la que prefiero escribir. Porque son muchos los que pusieron su energía para crear, resolver, buscar soluciones, encontrar remedios.

De esas personas que todos los días siguen saliendo a la calle para ayudar a otros, aun cuando su presupuesto es bajo, de quienes dejaron cerrados sus negocios para atender la salud o el bienestar de otros a pesar de que les son desconocidos, de los que fueron o son creativos para buscar una forma diferente de conseguir su alimentación.

De cada una de las personas que trabajan sin parar en los hospitales que, a pesar de vivir como verdaderos astronautas en zona de gravedad, se pegaban fotocopias con sus rostros en sus trajes para que el paciente supiera con quién hablaba, los que creyeron en que una llamada con un familiar podría hacer mucho en la salud del enfermo, los que cantaron mil veces el feliz cumpleaños a quienes atendían para darles aliento.

Los valientes que recogen la basura en toda la ciudad, porque son quienes al final hacen la limpieza o transportan los desechos que deja la atención de esta enfermedad no sólo en los hospitales, sino en muchos hogares donde se atendió esta contingencia.

Los que usan responsablemente el cubrebocas, la careta, el sanitizante, no importa si su trabajo es limpiar el carrito en los supermercados, cocinar para otros o permitir el acceso a cualquier sitio.

Afortunadamente para mi espíritu y salud mental la lista de los que sí quieren es grande, Aunque mi mención especial de 2020 es para un hombre que cada quincena utiliza parte del dinero que recibe de su jubilación, compra ingredientes, cocina y en su camioneta que ya ha visto mejores años acude a zonas donde sabe que viven personas menos afortunadas que él a repartir un plato de comida caliente hecha con amor.

Esos son los héroes con los que me quedo, porque afortunadamente son muchos los que dejaron atrás el miedo para compartir el amor.

Yo aprovecho que es lunes para desear feliz cumpleaños al niño Jesús. Que su celebración sea para todos un momento de verdadera paz. ¡Que sea feliz!

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