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En los últimos días la información generada sobre la aplicación de mensajería rápida llamada WhatsApp provocó una serie de debates a mi alrededor, algunos muy serios, mientras que otros eran realmente exageradas burlas por decir lo menos.

La que más me hizo reír, aunque me sumergió en un lago de realidad, fue la de Edson Pompa, consultor especializado en temas de eCommerce y marketing digital, quien me aconsejó ir a un bosque y tirar mis celulares para que internet no tuviera mis datos personales. Ante tan lejana posibilidad, decidí darme a la tarea de investigar un poco más sobre el tema.

Mientras, claro, busqué recomendaciones de otros servicios diferentes a Telegram para encontrar opciones que me permitieran conocer aplicaciones prácticas, ya que reconozco la cantidad de trabajo que desarrollo, todos los días, a través de la comunicación escrita vía mensajería instantánea.

Pero no soy sólo yo, en México -aseguran las estadísticas- hay 77 millones de usuarios en la red del icono verde y más de 2 millones utilizan WhatsApp Business, desde que inició operaciones en 2018.

Leyendo más del tema, encontré información de la compañía responsable, donde explicaba que “la actualización no cambia las prácticas de intercambio de datos de WhatsApp con Facebook y no afecta la forma en que las personas se comunican en privado con amigos o familiares en cualquier parte del mundo. WhatsApp sigue totalmente comprometido con la protección de la privacidad de las personas”.

Así que hay preocupación en los dueños ante la cantidad de personas que sí quieren proteger sus datos, las que solamente se sintieron amenazadas y un grupo de clientes, que según yo son los más, que no quieren quedar aislados y entre todos bajan aplicaciones distintas a WhastApp.

Toda esa vorágine provocó más ganancias a otras compañías, tan es así que los anunciados cambios se han postergado por dos meses más. Las finanzas siempre dictarán las reglas del juego.

Mientras todo esto ocurría, los habitantes de mi grupo favorito de WhastApp aseguraban que no tenían información que le interesara a nadie y que quienes se tenían que cuidar eran las personas que manejan datos importantes. Sentí miedo.

Así que rápidamente acudí a San Google, quien me aseguró que en febrero de 2020 la aplicación de mensajería tenía más de dos mil millones de usuarios en el mundo, por ello le preocupaba el tema de la seguridad, así que proporcionaron “un cerrojo inquebrantable” que es la encriptación mensaje a mensaje para evitar que los datos que por ahí circulan sean usados por hackers.

Así que WhastApp, Facebook e Instagram, de las apps más comunes en nuestros días, saben más de mí que cualquier persona en la tierra porque cada una de estas aplicaciones concentra datos que no tengo idea de haber comunicado a lo largo de al menos los últimos cinco años. Pensaré seriamente el consejo del bosque.

Mientras, aprovecho que es lunes de enero para felicitar al más travieso del clan Arcila que hoy tiene la fortuna de cumplir años. ¡Que sea feliz!

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