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La música de vecinos irresponsables me robo el sueño el viernes pasado, pero lamentablemente también se llevó mi tranquilidad todo el fin de semana, porque los contagios suben mientras pareciera bajar la conciencia y no porque asistan a fiestas privadas o se den el lujo de hacer reuniones de más de 50 personas, pues la vida no puede parar, sino porque pareciera desaparecer el respeto a los demás.

No puedo olvidar que del otro lado de la historia hay familiares, amigos o conocidos que se fueron de este mundo debido a que no pudieron ganar la batalla contra el coronavirus y entonces quieres hacer algo contra los que salen a la calle sin cubrebocas, los que se molestan porque la autoridad les llama la atención debido a que no respetan las medidas sanitarias, porque todos queremos volver a estar como antes de la contingencia sanitaria, aun en pandemia.

Más de tres mil personas han muerto tan sólo en Yucatán y sólo les preocupan cosas que se quedarán en este planeta cuando tomen el camino a la vía láctea.

De acuerdo con cifras de la Secretaría de Salud en el Estado comenzamos con 60 personas contagiadas por día el lunes y apenas cuatro días después llegamos a 200 contagiados cada 24 horas, con el aumento de personas que llegan a los hospitales en busca de una posibilidad de continuar viviendo.

¿En serio parece tan complicado seguir las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud de guardar la distancia, usar un tapabocas, lavarse las manos con la mayor frecuencia posible y utilizar gel antibacterial?

Todos los días crece en el mundo el número de ciudades que regresan al semáforo rojo de salud, principalmente para disminuir el número de contagios. En París la movilización se termina a las seis de la tarde y los ciudadanos corren a sus casas en vez de llenar el timeline de las redes sociales con memes contra el gobierno en turno, acusándolo de irresponsable. Así somos los humanos, siempre buscando un culpable para no asumir la responsabilidad que nos corresponde.

El twitter tan llevado y traído en estos días de política ligera no podría salir en mejor situación, pero ha sido portavoz de mensajes de súplica de personas que buscan un tanque de oxígeno, o cualquier aparato que permita respirar, una cama de hospital, un poco de ayuda.

De médicos cansados de pedirnos que no salgamos de casa porque ellos ya no soportan más jornadas cubiertos como astronautas, sin beber agua o ir al baño, porque quisieran descansar pero no pueden, porque todavía no son muchas las vacunas que se aplican, porque es necesario que en algún momento seamos responsables.

Lo que sigue es que el gobierno federal ya autorizo a las empresas a comprar vacunas para vender y que todos podamos invertir en nuestra salud; el proceso será largo, mientras sigamos cuidándonos.

Yo aprovecho que aún es lunes de enero para felicitar a Vicente Ferreyra, gran activista en favor del medio ambiente, quien cumplió años. ¡Que sea feliz!

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