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Celebrar el amor, no importa la forma en que lo hagamos, es una buena manera de honrar la vida, que en momentos como éste genera el doble de puntos para acumular. Es el juego que debemos practicar de una forma responsable.

El llamado fue a buscar conveniencias creativas de festejarlo, de mantenernos sanos, de permanecer en el planeta. Espero que así lo hayamos hecho todos, porque el número de personas contagiadas sigue al alza y la cantidad de conocidos a nuestro alrededor que cambian de plano continúa en aumento.

Hoy quiero dedicar mis letras a los amigos que he tenido la fortuna de encontrar a lo largo de todos los años, a quienes me acompañaron a jugar chácara, escondidas, tamalitos a la olla, patea la lata, así como los interminables torneos de beisbol en la calle cuando eso era menos peligroso.

A los que fueron parte de los maratones de turista, backgammon, damas chinas, serpientes y escaleras, para más tarde cambiar a continental o póker, aunque no supieras lo suficiente para ganar la partida.

En el camino quizá un poco de dominó, muchos torneos de basta sin saber que aumentarían el vocabulario sobre lugares, flores, nombres, apellidos, y los amenos rallys por la ciudad llenos de otros secuaces que buscaban los datos para cumplir las metas y ganar la partida.

Creo que a lo largo de nuestra existencia siempre disfrutaremos los juegos por quienes están alrededor, si es que tienes la fortuna de encontrar cómplices que participen de esa diversión contigo.

No creo nunca que pudiera clasificar a los amigos, cada uno tiene una parte de alegría, seguramente mucho de compañerismo, de conversaciones extensas, de acompañamiento de experiencias, de historias largas o cortas, de viajes por carretera, avión, barco, en fin.

Pertenezco a un hábitat muy particular, en una metrópoli virtual, donde podemos convivir sin límites porque la distancia desaparece en las redes sociales, ya que nos podemos escuchar, leer, ver y compartir aunque no estemos físicamente en la misma ciudad.

Y entonces el juego es el de comunicar los memes, las noticias, las historias que nos hacen reír, las que nos preocupan, las que mostramos para ayudar a otros, relatarnos las historias de nuestro día a día en el mismo sitio, las cosas que nos preocupan, que nos ocupan, hasta las gracias y los triunfos de los hijos, o el tiempo de planear una reunión que nunca sucede, pero a la que seguimos aspirando para vernos todos en un sitio porque nos queremos y hemos sido parte de muchos de esos cuentos.

He conocido a través de los amigos de mis padres que no importa la edad que tengamos, siempre es importante contar con la solidaridad y el acompañamiento que dan los amigos para disfrutar de la vida.

Y así quiero agradecer a todos y cada uno de los maravillosos seres humanos a quienes he tenido la fortuna de conocer por estar ahí.

Aprovecho que es lunes de febrero para felicitar a todas aquellas personas que tienen la fortuna de tener buenos amigos. ¡Que sea feliz!

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