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Cada 15 de marzo se conmemora el Día Mundial del Consumidor, una fecha establecida para recordar los derechos a la información, a elegir, a no ser discriminado, a la protección, la educación, la seguridad y calidad, así como la compensación que son garantías que la Ley Federal de Protección al Consumidor establece en México.

Además contamos con la Procuraduría Federal del Consumidor y una serie de reglamentos establecidos en la búsqueda de no ser estafados y tener garantías a la hora de adquirir un bien, producto o servicio.

Son muchos los casos en los que el proveedor sabe que no cumple con estas normas y más aún en los tiempos que vivimos en que nuestros hábitos de consumo han cambiado debido a la pandemia.

Para vender las empresas necesitan conocer a sus clientes o potenciales compradores y cada vez más la investigación en estos tiempos se hace común a través del uso de teléfonos celulares, tabletas o computadoras de cualquier tipo que van colectando no sólo nuestros datos personales a la hora de una compra, sino también las preferencias en cada me gusta que otorgamos. La Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares 2019, que proporciona información nacional, por ámbito urbano y rural y por estrato socioeconómico, indica que en México hay 80.6 millones de usuarios de internet y 86.5 millones de usuarios de teléfonos móviles.

Otro dato que reportan los estudios de mercado es que el consumidor, en nuestro país, sí busca saber más del costo-beneficio de los productos o servicios antes de adquirir algo. Toma en cuenta la experiencia y la atención al cliente para decidir si una marca merece o no su fidelidad.

Y aunque el perfil del mexicano ha evolucionado a pesar de que varía de un lugar a otro, existen hábitos generalizados que se deben observar al momento de atraer, vender y retener clientes. Por ejemplo, la compra a crédito. Según la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros, 45% de las compras en línea en 2017 fueron hechas con tarjetas de crédito, lo que equivale a 52.6 millones de transacciones. Imaginar lo que sucede ahora es sólo cuestión de multiplicar cifras.

Dicen los que saben de este negocio que cuando el confinamiento llegue a su fin se modificarán nuevamente los hábitos de consumo, pero se han identificado tres comportamientos que se extenderán durante más tiempo y a los cuales las empresas deberán poner atención: el comercio digital, conciencia de valor y la compra de productos locales.

Y es que además el uso de internet permite que un consumidor busque la opinión de otros que conoce o respeta sobre determinada compra antes de tomar una decisión. Cada vez somos más quienes exigimos nuestros derechos de consumidor a través de las redes sociales, tema que asusta a las empresas porque los malos comentarios se multiplican con más rapidez que los halagos.

Mientras aprovecho que es lunes de marzo para felicitar a mi querido Carlos Gamboa, quien tiene la fortuna de cumplir años. ¡Que sea feliz!

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