|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Me pareció muy interesante, y por eso se las comparto, una conversación vía e-mail que tuve con un amigo, actualmente magistrado del Poder Judicial, que me devuelve en cierta forma la confianza en nuestras autoridades encargadas de la impartición de justicia en estos momentos en que están saliendo a la luz informaciones terribles. Es tranquilizador saber que hay en esas esferas personas que no olvidan su noble origen y se conducen con decencia.

Amigo, me pregunto, por qué vamos caminando por este mundo, menospreciando las cosas pequeñas, esas cosas valiosas que nos llenan de esperanza y nos hacen felices.

Vivimos a veces sin fe, sin darnos cuenta que tuvimos la oportunidad de nacer, de tener una familia, de ser amados y libres para decidir a dónde queremos ir y qué queremos ser o a quién querer; y no siempre tenemos lo que queremos, pues tampoco estamos exentos de sufrir, unos más que otros, pero la lucha debe ser constante, debe ser permanente, con la firme convicción de que vale la pena vivir.

No despreciemos los amaneceres, ni esas maravillosas lunas llenas que hemos visto, con su reflejo sobre el mar, esos maravillosos colores que guardan los pájaros en sus plumajes, sus cantos que nos han acompañado desde nuestra niñez, no olvidemos el sonido de las gotas de lluvia golpeando sobre el techo de lámina, ni el olor de la tierra mojada.

Cómo dejar de agradecer por nuestros hijos, por sus primeros pasos, sus primeras palabras, sus abrazos y besos. Los amigos, aquellos que siempre están a tu lado en los momentos de pesares.

¿Qué más necesitamos para ser felices, para ser agradecidos por lo que somos, por lo que tenemos, incluso por esos malos momentos que nos han impulsado a luchar, a no rendirnos?
Este mundo puede y necesitamos que sea mejor, me queda claro que hay niños que mueren de hambre y de sed. Quedan muchas batallas por luchar, pero de eso se trata, de no rendirse, de no abandonar las convicciones hasta el último suspiro que nos quede de vida, dejar huella, para que los que vengan después sigan lo bueno que dejaste en este mundo.

Y sí, no todo es perfecto, pero nacimos en un país maravilloso. Bebamos la savia de la vida misma, el amor de la gente, de tu familia, de tus amigos, de la propia naturaleza que nos prodiga tanto. Y el día que seamos llamados a dejar este amado cuerpo humano, vivamos en espíritu esa esencia pura, esa energía. Pero vivamos por nuestras obras, por nuestro legado.

Es alentador que en esos niveles donde se toman decisiones tan importantes y muchas veces tan peligrosas haya personas que piensan de esta manera.

Interesado pregunté: Amigo, me inquieta saber qué tan difícil es tomar tus decisiones. ¿En qué fundas tus criterios morales para emitir fallos jurídicos?

La respuesta, el próximo viernes.

Lo más leído

skeleton





skeleton