|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Imposible no referirme al tema que está en boca de todos: “UN DÍA SIN MUJERES”.

No estoy de acuerdo en la forma como se han desarrollado estas campañas para enfrentar el flagelo de la agresión a las mujeres. El mal trato, el acoso, el feminicidio y toda las demás formas de agresión que las han victimizado son porque están tratando de crear una posición de confrontación, de enfrentamiento con el hombre, como si todos los hombres agrediéramos en una u otra forma a la mujer. Pero si esto lo meditamos un momento, veremos que es verdad. En una u otra forma lo hacemos en esta sociedad vergonzosamente machista, sin que esto sea un justificante de ninguna manera.

Pero la propuesta de crear un organismo para proteger a la mujer del hombre o usar términos como “empoderarla” para enfrentarse al hombre no me parecen más que una manipulación de intereses ocultos, con otras finalidades.

Bástame pensar en un instante sin mi madre, mi esposa, mi hija, mi hermana, mis sobrinas, amigas, etc., para no concebir la vida.

Entre los matrimonios jóvenes actuales vemos un trato perversamente igualitario, se hablan como cuates, ni siquiera como amigos, con una total falta de respeto, que es el primer paso y ya en sí mismo es una agresión. En el ámbito laboral sucede lo mismo y esto también es desde la escuela; ambos, mujer y hombre, han perdido la proporción y usan un lenguaje irreverente en aras de la igualdad.

Pienso que debe haber más y mejores campañas llamando la atención sobre los derechos de las mujeres, foros, movimientos, etc., pero no integrados por mujeres exclusivamente ni ampliando la brecha entre nosotros. Deben ser integrados por mujeres y hombres, que si bien no estamos satisfechos con el trato que esta sociedad machista nos ha enseñado a dar a las mujeres, y nos negamos rotundamente a esta justificación, tampoco somos golpeadores misóginos. La agresión a la mujer, por ella misma, ha de ser erradicada, y debemos enfrentarnos juntos mujeres y hombres a esto. Los enemigos comunes tienen nombre y apellido y son menos en número que nosotros. En este tenor debemos meditar los no golpeadores que muchas veces las dañamos en formas menos visibles, pero no menos destructivas, y reorientar nuestra conducta, reconociendo su demostrada capacidad y eficiencia en todos los campos ocupados por el ser humano, sin perder de vista los roles en que somos maravillosamente diferentes pero naturalmente complementarios. NO SOMOS IGUALES.

Lo más leído

skeleton





skeleton