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Cuando la emergencia sanitaria termine, salgamos despacio, con cautela, como si hubiera transcurrido mucho tiempo de aislamiento en nuestras casas, tanto que todo hubiera cambiado. En Mérida no es difícil imaginar este espectáculo, porque se ha dado probablemente algo parecido después de un huracán. Quiera Dios que el tiempo de aislamiento sea corto, pero deseo que, en mi mente, mis procesos se den como si hubiera transcurrido muchísimo tiempo, durante el cual tuvimos que sobrevivir los que lo logramos con agua racionada, energía eléctrica solo unas cuantas horas al día, sin recolección de basura, con gasolina y alimentos racionados, etc.

Recordar que tuvimos mucho más de lo que necesitábamos y no nos dimos cuenta.

Seguramente después de este ejercicio decidiré solo comprar lo necesario, generar menos basura, cuidar la energía eléctrica y el agua y todo lo que acostumbro consumir sin conciencia de que vale más de lo que cuesta. Quizá pensaremos una vez controlados la pandemia y el pánico en sacar cosas útiles al recuento de los daños y aceptar que nuestro estilo de vida es un virus que, comparado con el que estamos padeciendo, es mucho más fuerte, destructivo y despiadado, con una velocidad de contagio inusitada, pero con un período de incubación de años y por eso quizá no nos damos cuenta, pero que a su brote arrasará con toda la humanidad en cuestión de días aunque quizá fuera mejor en minutos.

Este cuento de terror en mi mente es tan real que sus efectos ya están causando serios estragos, pero nos negamos a reconocerlo y a tal grado que estamos mutando algunos a seres que viviremos para concluir el trabajo que por principio de amor al género humano la naturaleza no se atreva a hacer: el exterminio total, que llevaremos a cabo comiéndonos unos a otros.

ENTRE OTRAS COSAS. Espero que la promesa de ayuda mediante el ejército y la marina sean suficientes para controlar este problema que padecemos y en el que las redes han jugado un papel muy importante, salvo algunos que no entienden el problema y lanzan mensajes con informaciones falsas. La relación humana de encierro está tomando cauces delicados, pero dentro de todo creo que las cosas van a mejorar porque de otra manera la pandemia sería peor.

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