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La frase que escucho con más frecuencia en estos días es: “Deseo que todo regrese a la normalidad” y la respuesta de muchas personas es: “No, por favor, volver a lo de antes…

NO”. No nos dábamos cuenta de nuestra anormalidad, porque, como se acostumbra a decir ahora, nos volvimos literalmente resilientes, no solo tolerantes, sino RESILIENTES. Que equivale no sólo a acepar una situación, equivale a hacerla propia, común, usual. Vivir con ella integrada a nuestra conducta perfectamente aprobada por la sociedad.

Espero que luego de esta situación, salgamos o nos quedemos en ella, efectuemos cambios en nuestros hábitos y sobre todo en nuestra forma de pensar y en consecuencia de actuar y relacionarnos con nuestros semejantes y con la naturaleza en general.

Ahora sí que nos llovió sobre mojado, nuestra capacidad de resolver quedó anulada con solo dos rayitas que se subieron nuestros problemas. La pandemia que de ninguna manera es cualquier cosa y los ciclones que están llegando.

Estamos en estado de indefensión ante estas situaciones y esto nos ha llevado a la necesidad de razonar y comprender la urgencia de modificar nuestros hábitos y nuestras costumbres. En algunas personas, la soberbia es tan grande que pretenden pensemos que la situación no es para siempre. Nada es para siempre, pero sí nos da la oportunidad de reconsiderar nuestra conducta y pensar en la necesidad de ser más racionales en nuestros consumos en el supermercado, generar menos basura, reutilizando lo que sea posible y manteniendo los desechos en condiciones de que puedan ser reciclados para generar menos basura que alivie el problema de nuestros vertederos de desechos, que, aparte de mal manejados, no tienen infraestructura para la recuperación.

De seguir así, un día tendremos que desenterrar la basura para recuperar mucha cosas que no debimos haber tirado. Adquiramos sólo lo necesario y compartamos lo que no nos sirve, ropa, enseres y equipos que por años hemos tenido sin uso. Configuremos nuestros desechos en forma que puedan reciclarse para utilizarlos nuevamente en procesos fabriles.

La industria del reciclaje despertará seguramente y será algo muy rentable para quienes deseen incursionar en ella, porque el gobierno se verá obligado a favorecerla con estímulos fiscales.

ENTRE OTRAS COSAS. Espero que en el desarrollo del proyecto del TREN MAYA tomen en cuenta el clima de nuestra región, y que solucione el problema de transportación ante la inutilidad de nuestras carreteras en situaciones como las actuales de inundaciones.

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