Filantropía: qué sí y qué no
El poder de la pluma
El ejercicio de la filantropía comunitaria, con toda su milenaria historia, requiere de planes muy bien pensados y estrategias, métodos que permitan identificar los objetivos que se persigan y establecer filtros periódicos para la medición de resultados. Este ejercicio sólo puede manejarse en forma asistencial, por estar dirigido a establecer conductas que formen hábitos en la comunidad, y éstos serán coadyuvantes en los objetivos que se persigan, siendo, por lo general, mejorar las condiciones de vida de la comunidad que requiere ser apoyada.
En estos casos, los planes de apoyo necesitan ser cuidadosamente establecidos, porque los recursos requeridos deberán ser considerables, ininterrumpidos y a largo plazo. Es lo que el gobierno federal está tratando de hacer con la juventud mexicana, en el segmento llamado NINIS. En el ejercicio de la filantropía transaccional, se establecen previamente las condiciones que debe conocer y aceptar llevar a cabo la población beneficiada.
Estos ejercicios, no obstante ser ambos filantrópicos, distan mucho en el logro de sus objetivos. El primero es casi utópico, ya que se requieren muchos años para reorientar a una población como aquella a la que se dirige este gobierno, y casi siempre fracasan desgraciadamente, convirtiéndose en programas populistas y herramientas de manipulación. Lamento decirlo.
La dinámica de la filantropía transaccional es definitivamente confiable, si se planea adecuadamente estableciendo montos, plazos y sistemas de evaluación de resultados para los necesarios ajustes con la periodicidad requerida.
En Yucatán existen muchas asociaciones e instituciones filantrópicas, que han entrado en una etapa de ostracismo por no contar con planes de desarrollo a largo plazo. Han llegado a su nivel de incompetencia para cubrir las necesidades del segmento poblacional para el que fueron creadas. Esto se debe principalmente a que se han extraviado buscando recursos para cubrir sus necesidades administrativas y en este esfuerzo emplean en muchos casos el 100% de su energía laboral, cuando esta actividad debe ser profesionalizada permanente y puntualmente, como se efectúa en otros países y también en México, aunque aquí aún no con la eficiencia que se requiere.
ENTRE OTRAS COSAS. Se está acabando el mundo, como ya ha sucedido con miles de personas que sucumbieron ante la pandemia. Su mundo se acabó. Pero no parece que nos demos cuenta, cuando en los centros comerciales hay personas que se quejan de la aplicación de filtros sanitarios, siguen sin observar la sana distancia y usar el cubreboca y hasta hacen burla de los contagiados. Es momento de ser solidarios y poner en práctica todo el sentimiento filantrópico de nuestro corazón, ya que a muchas personas todavía no les da la cabeza para entender que puede ser el fin de su mundo.