Un poco más
El poder de la pluma
Abundando más en el tema de la FILANTROPÍA, comentaré que realmente no existen en el fondo diferencias si se habla de filantropía asistencial y filantropía transaccional. Y queda demostrado cuando beneficiarios de la modalidad asistencial hablan sobre esta acción. Lo primero que pensamos es en un desconocimiento total cuando mencionan los apoyos destinados a jóvenes que no estudian ni trabajan, pero es muy interesante que hablen ellos mismos sobre estos apoyos, porque implica un reconocimiento de que en la filantropía asistencial no se da hasta mucho tiempo después, quizá décadas, o nunca llega a mencionarse porque es un tratamiento que se destina a cambios conductuales de un grupo social como en este caso y es de notarse que tanto han cambiado los tiempos y forma de pensar de los ciudadanos que hoy los jóvenes están hablando de este apoyo, siendo esta acción un reconocimiento que los llevará a pensar en la necesidad de una correspondencia, convirtiendo la acción en transaccional.
El fenómeno AMLO, con sus facetas aprobatorias y no aprobatorias, es indudable que está causando reacciones nunca vistas en mucho tiempo. Seguramente que esta pandemia que padecemos sería mucho más dura sin el apoyo que estamos recibiendo los diferentes grupos de la sociedad, adultos mayores, jóvenes y discapacitados. De alguna manera nos ha permitido resistir, sin llegar a niveles de pánico como el que se dio en algunas poblaciones con el tema de las vacunas. Esperaremos a ser llamados para recibirla los habitantes de la capital yucateca, confiados en que nos llegará. Esta confianza tiene una de sus bases en esa ayuda económica que nos ha permitido sobrellevar los momentos terribles por los que estamos atravesando.
ENTRE OTRAS COSAS. Percibo el sentimiento filantrópico a flor de piel en muchos sectores de la sociedad. Han disminuido las compras de pánico que vaciaban los anaqueles, privando a muchos de ciertos productos y la negación a recibir nuestras mercancías en bolsas de plástico, aunque esto último nunca lo he comprendido, ya que lo que contamina los océanos y el subsuelo no es el plástico sino nuestros malos hábitos, pero en fin, la conciencia colectiva ha mejorado indudablemente. También he observado más cuidado en la separación de la basura en los hogares, aunque las autoridades aún no solucionan el problema del recorrido de grandes distancias con los camiones cargados de basura, con el costo y la contaminación que esto genera, siendo tan sencillo y rentable establecer estaciones de transferencia, transportando los desperdicios al “relleno sanitario” en tráiler cerrado con descarga de mampara o de caja viva.