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La desnudez es el estado más vulnerable e íntimo del ser humano Anónimo

Llevo semanas mirando, entre mis contactos de facebook, publicaciones con fotografías de sus cuerpos en cuasi desnudez, vistiendo pequeñas prendas, apenas suficientes para cubrir una manzana, poses en declarada connotación sensual y sexual; casi todas acompañadas de breves, pero declarados mensajes de calurosa insinuación o bien, de expresión plena de su libertad de ser y actuar. Sin afán de ser moralista o mojigata, me pregunto de dónde nace esa necesidad del ser humano por mostrar lo más íntimo de su ser físico, hasta dónde nuestro derecho de mostrarnos no invade el derecho de los demás de tener que mirarnos, cuánto oculto al publicitarme con poca ropa; en fin, me surgen muchas interrogantes. Pertenezco a una generación anterior a las redes sociales, mi juicio está permeado de las ideas de una época en la que lo público y lo privado estaba dividido clara y categóricamente por una muralla alta, sólida e inderrumbable.

Así bien, puedo hacer un análisis teórico de este fenómeno, pero mi subjetividad es irrenunciable, debo aclarar. Los contactos a los que hago referencia bordean la juventud, algunos estéticamente proveídos, otros, todo lo contrario, ese no es el punto, tampoco lo es tomarse dichas imágenes, ya que desde dos o tres siglos atrás es una práctica común (ya sea en lienzo o papel fotográfico), creo que lo importante es ahondar en el porqué publicarlas en un espacio abierto al mundo entero, y cuando digo al mundo entero es textual, al mundo entero.

¿Será que el concepto de lo privado está en decadencia y quedará como una de esas cosas que existían antes, pero ya no más? ¿O será que ahora el concepto de lo privado ha mudado a otros significados y ya no se refiere a nuestra dimensión física o corporal? Si esto último es cierto, ¿por qué debería sorprendernos que un “extraño o extraña” quiera tomarse atribuciones unilaterales con nuestra persona de forma física?, siendo que al publicarme semidesnudo otorgo el permiso, por lo menos visual, a cualquiera de acceder a mi cuerpo. Mucho se ha discutido, en los últimos años, sobre los “derechos humanos”, principalmente en el sentido de un otro u otros que los vulneran en detrimento de las personas diversas; pero creo que hay que abrir el análisis y disertación en torno al hecho de que también uno mismo puede faltarse al respeto o transgredir sus propios derechos humanos. ¿Exponer a propósito nuestra imagen de forma indiscriminada deberá ser motivo legal suficiente para abrir canales jurídicos que nos declaren cómplices de algún otro delito devengado de esas publicaciones?

Son muchas las interrogantes, pero una cosa es segura, debemos ponerlas en la mesa de análisis desde el campo de la sociología, antropología, psicología y, por supuesto, del derecho. Nada está aún resuelto cuando hablamos del fenómeno mediático que son las redes sociales, sus consecuencias y alcances. Apenas nos ha dado tiempo de transitar en ellas, analizarlas es mucho pedir, con todo, es primordial hacerlo o dejar a la deriva de la desgracia a todas las generaciones de seres humanos que las reconocen como un status quo.

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