Equidad
El poder de la pluma
La equidad es un tema que ha tomado mucha importancia, pero nunca tanta como debiera tener, respecto a la conducta de la sociedad.
El trato no es equitativo en género, servicios, reglamentos, impartición de justicia, discapacidad, etcétera, y esto no se debe a la carencia de leyes y reglamentos sino a la forma de aplicar los mismos.
En género, una encuesta revela que, en la apreciación de un 60% de los encuestados, se favorece más a la mujer que al hombre; en servicios, las zonas norte y sur de esta ciudad hablan claramente del poco interés de las autoridades en la atención que ponen para solucionar los problemas de la parte sur de la urbe comparada con el norte; en reglamentos, queda claro que para las autoridades encargadas de la vialidad existen niños de primera y niños de segunda, cuando multan a un automovilista por traer a un menor viajando en la parte delantera del vehículo, cosa que me parece muy bien, pero permiten que en una motocicleta un niño viaje sentado sobre el tanque o en la parte de atrás del sillín; no se diga en la impartición de justicia, en donde se observa que infractores menores purgan sentencias cuando poderosos políticos pueden cometer atropellos impunemente.
¿Y qué podemos decir en cuanto a la discapacidad, cuando vemos en las escarpas rampas imposibles de escalar en sillas de ruedas, por su exagerada pendiente, y si lo logra el tripulante de esta silla se encuentra con que no puede circular por los obstáculos con los que se topa en el camino, como postes de luz, registros de servicios de agua y cableado y otros muchos? En este caso concreto voy a invitar a las autoridades a hacer un recorrido por el centro de la ciudad en sillas de ruedas, para que comprendan la situación real de los usuarios.
Pero “las cosas de palacio marchan despacio” y “las cosas de Yucatán dejarlas como están”.