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De un jalón, el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, anunció el martes pasado, en la población del Cedral, de las más marginadas del Estado de San Luis Potosí, un aumento sustancial en la famosa canasta básica que hasta el momento nada más contiene 23 productos, incluyendo los tradicionales preservativos de marcas “patito” para evitar la traída sin orden ni dinero de más chamacos al país “huachicolero”.

Al hacer una visita de chamba a ese territorio, el mandatario agregó, ante la banda, que, en próximos días, los productos de la “canasta sin reboso y sin bolitas” pasarán de 23 a 40.

El objetivo final -añadió el líder “anti-huachicolero”- es que “nadie en México padezca de hambre, de desnutrición”.
Y vaya que se necesita de una canasta básica bien nutrida.

La secretaria de Bienestar, María Luisa Albores, quien lo acompañó en la gira, dio cifras de miedo. Manifestó que, en México, alrededor de 25 millones de personas no pueden comer dignamente.

En Cedral, municipio con altos índices de pobreza y marginación, López Obrador definió que el aumento de los productos en la canasta básica es un programa “muy humano para que podamos combatir el hambre; que se combata la desnutrición y no se padezca de la injusticia de no tener lo más elemental, lo básico, que es la comida”.

Pues todo está muy bien y con muy buenos deseos para la gente que realmente está fregada, pero algo no queda muy claro: cómo ca…rambas le harán el presidente o sus funcionarios para conseguir un buen lote de productos que se sumarán a la maltrecha y raquítica actual canasta básica.

PRIMERA CAIDA.- De entrada, los productos de primera necesidad que se agregarán a la canasta básica son los siguientes: carne de res, pollo, puerco, pan, huevo, pescado seco, agua purificada; deshidratados de jamaica, tamarindo y horchata sin azúcar; garbanzos, chícharos, gelatinas, frutas y verduras; cacahuates, ajonjolí, chía y amaranto.

Todos se venderán a precios razonables en las tiendas comunitarias de Seguridad Alimentaria Mexicana (Segalmex; una especie de fusión entre Diconsa y Liconsa).

SEGUNDA CAIDA.- Pero en Yucatán, cuando le toque el turno, casi todos se preguntan dónde quedan los siguientes productos: colas, papitas, gansitos Marinela, Pingüinos, Rufles, jamón “El Cerdito”, queso daysi, salbutes, codzitos, panuchos (no PAN-uchos), tacos de nana, buche y maciza; pastelitos de Tere Cazola, charritos, churritos, galletas y tortillinas (con su rico sabor ‘cacadero’); pastelitos Flipis y, sin faltar, las galletas Oreo (aquellas que manchan perrísimo los chones), entre otros comestibles de “primera necesidad”.

TERCERA CAIDA.- ¡Ah, no, señor presidente, incluya estos ricos y finos productos; de lo contrario pediremos su destitución estilo Nicolás (in)Maduro, de Venezuela! P.D. No se olvide de Globito y Bizcochito.

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