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Son, sin duda, dos tipos carismáticos. Sencillitos, humildes hasta la pared enfrente y, por supuesto, demócratas que rayan en el casi utópico comunismo.

Uno, mexicano; el otro, venezolano. Uno de ellos es dizque diputado federal por quién sabe cuál partido de dizque “progresistas buena onda” (como solía decir un buen cuate, don Igor Macossay Vallado); el otro, supuesto presidente de los restos de Venezuela, llamada popularmente República Bolivariana de Venezuela (Simón Bolívar debe estar retorciéndose en su tumba con los acontecimientos de su patria).

Uno es nativo del ahora Estado Ciudad de México (¿cuál es su capital?), ex Distrito Federal, Gerardo Fernández Noroña, conocido como “El Noroñas”, mientras que su par es un hijo de la… Venezuela que todavía tenía mucho petróleo para dar hasta a los árabes. Suele conocérsele con apodos de “El Gorila” y “El Inmaduro”. Se hace llamar Nicolás Maduro.

“El Noroñas” es un humilde diputadito federal que vive de su también humilde salarito (casi 100 mil bolas al mes, sin contar sus “moches”). Y si alguien les viene a contar cositas malas de él -que es un vil provocador, golpeador, grosero, irrespetuoso y vividor del erario- mándenlo a volar y díganle que él no es (pero cantado estilo Pedro Infante).

Don Nicolás, en cambio, es otra alma de la caridad. Millones de venezolanos lo aman hasta el éxtasis; nunca los reprime; al contrario, les suelta balas de goma y gases lacrimógenos para entrenarlos en el servicio militar, pues nunca se sabe cuándo el imperio yanqui puede invadirlos; es tan generoso que distribuye comida a montones entre los más jodidos de la población y regala millones de aspirinas que producen laboratorios “Patito”.

El mentado Gerardo es un tipo tan sensible que, por ejemplo, cuando los maestros de la CNTE, dizque la parte democrática nacional del magisterio, tomaron por años la vida de los oaxaqueños, sin darles clases a millones de infantes, él estuvo al frente con su reglita de metal para pegarles a los nefastos padres que no entendían que dicho movimiento era en beneficio real de los chamacos. ¡Cultísimo!

A su vez, el gran Nicolás, con aspiraciones de ex zar ruso, preocupado por la educación de los venezolanos, personalmente dictó cátedra del idioma inglés a los estudiantes. Le preguntaron: “maestro Nico, ¿cómo se dice nariz en inglés?”; a lo que el intelectual respondió: “no-sé”. ¡Aprobado!

PRIMERA CAIDA.- Por lo tanto, ¿qué pueden decir los mortales acerca de estos dos personajes tan simpúticos, perdón (error del teclado de computadora), simpáticos, que no sean alabanzas y bondades que los acercan al Nirvana del “pueblo bueno”?

SEGUNDA CAIDA.- Por supuesto que la prensa “fifí” y los conservadores, algo así como derecha en el poder, harán lo posible para denigrar a estos ejemplares hijos de la patria.

TERCERA CAIDA.- Dos palabras son suficientes: ¡Oh, dioses!

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