Que siempre no
El poder de la pluma
Con el voto secreto de 24 de 25 diputados asistentes, el Congreso del Estado negó ayer aprobar la iniciativa de reformas constitucionales para instituir el matrimonio igualitario. Un día antes había sido aprobada en sesión interna de comisiones, pero eso valió para dos cosas: para nada y para lo mismo...
En total, fueron 15 votos en contra de la iniciativa de reforma legislativa y 9 a favor. Una diputada de Acción Nacional, la “fifí” Kathia Bolio Pinelo, se ausentó de la sesión. Ejemplar legisladora. No se compromete con nada; bueno, con sus vacaciones y frivolidades, sí. En términos más coloquiales: ma’ (no, en maya), nel, “niet” (en ruso de Tixkokob), “nanay”, “nones pelones”.
De entrada, un cúmulo de errores como el que la Mesa Directiva del Poder Legislativo, que comanda el PRI-nosáurico Enrique Castillo Ruz, optara por ocultar el nombre de los legisladores que votaran a favor o en contra, quienes anotaron en su papelito y lo depositaron en una urnita toda transparente, contrastante con su temerosa actitud.
A pesar de que el voto se pretendió mantener en secreto, fue obvio que el dictamen se inclinó en contra por el peso mayoritario de las bancadas del PRI y del PAN, mientras que las dos diputadas de Movimiento Ciudadano, los cuatro de Morena y el único del PRD, Alejandro Cuevas Mena, ya habían externado su interés por aprobar este asunto.
Pero se conoció, posteriormente, que de los nueve votos a favor, dos fueron de diputadas que conforman la fracción priista. En tanto, los diputados del Verde Ecologista y Nueva Alianza, que completan las siete bancadas legislativas, ni pintaron ni dieron color (como siempre).
Y más con el priista de Umán, Quique Castillo, presidente de la Mesa Directiva. Estaba tan nervioso que se equivocó y dijo que había triunfado el SÍ con 15 votos a favor. Ya mero se desmayaba del susto.
Pero eso no fue todo. Aunque en apariencia el voto iba a ser aprobatorio, como lo fue en comisiones, el martes, las bancadas mayoritarias ya estaban dispuestas a no ceder. Se dice por allí que no existió la suficiente consulta entre los sectores sociales que son realmente influyentes; otra versión es que la presión de los opositores en el tema fue fuerte, sobre todo, considerando que tienen buenos recursos económicos. En resumen, los legisladores no quisieron echarse el boleto. Quizá podría costarles, más adelante, en sus carreras políticas.
PRIMERA CAIDA.- Hubo escenas de personas arrodilladas, pidiendo casi la excomunión a los modernos fariseos. No es para tanto.
SEGUNDA CAIDA.- Los diputados salieron con la democrática resolución de que no se logró la mayoría calificada, o sea, se requerían, mínimo, 17 votos a favor; solo 9 hubo.
TERCERA CAIDA.- Los grupos conservadores –diría don AMLO- se mostraron satisfechos; los liberales prometieron dar batalla.