Mejor la vida sencilla
El poder de la pluma
No tienen que ser tiempos de calor y, eventualmente, de heladez (recuerden que en Yucatán no hay propiamente frío), puede ser cualquier día, en cualquier hora, en cualquier instante, como suele decir una antigua canción. La gente se preocupa o se ocupa, como dirían, de mucha pen…tontada.
Por ejemplo, están demasiado ocupados en la política. Que si Andrés Manuel López Obrador está hundiendo al país; que si AMLO es malo; que si “Don Pejelovich” se parece a Nicolás Maduro, el imbécil dictadorcillo de Venezuela.
Ya se olvidaron, de golpe y porrazo, que las anteriores administraciones presidenciales, como la de Vicente “Bocazas” Fox, Felipe “Tequilas” Calderón y Enrique “Gaviotín” Peña, fueron de mal en peor. Si tuvieron algo bueno, pues se perdió en retóricas estúpidas.
Y es que la banda, en muchas ocasiones, se pierde en la política. Solo saben hablar y vivir de ella. Muchos colegas de profesión solo están chin… y chin… de la grilla cuando la realidad es que hay muchas cosas más importantes, aunque parezcan ridículas e infantiles.
Otro ejemplo de lo desgastante de la grilla es la contienda por la dirigencia meridana del PAN-ucho que tiene a dos rivales principales: Cecilia Patrón Laviada, diputada federal, y Josué Camargo Gamboa, regidor del Ayuntamiento de Mérida.
Ahora bien, muchos colegas periodistas ya están metidos en ello desde hace tiempo. Parece que solo tienen su mente en la política. Y, la neta, qué flojera. Hay tiempos para la grilla.
Lo mejor son las cosas sencillas. Y va un ejemplo. El escribidor de este rollito viajó al puerto de Sisal, en Hunucmá, que está a menos de una hora de Mérida. La verdad, buscando el clásico relajamiento, el desestrés, una que otra chevita, el pescadito y ver lo que la banda hace en la playa.
No pude encontrar mejor cotorreo y tranquilidad que adquirir, por xla 45 pesos, un simple y sencillo avioncito elaborado rústicamente con unicel, un par de maderas, cuerda e ingenio. Al final, se trata de una especie de papagayo. Tan solo eso. Y el objetivo, hacerlo volar. La diversión y el desestrés empezaron.
Por varios minutos, entre sol, arena, calor extremo y decenas de personas, el cotorreo fue fantástico. Su servidor, el mentado Espectrín Gómez, se divirtió como un infante, sin importar lo que los demás digan. En realidad, me vale totalmente mother (con el respeto necesario).
Hay que vivir un poco más y olvidarse de asuntos que, en realidad, no siempre están en nuestras manos. Al menos, su servidor revivió y regeneró miles de sus células muertas. Una simple terapia de elevar un papagayo. ¿Vale más dicho cotorreo que la política? ¡Claro que sí! En 2021 ya veremos quiénes son los polacos más rugientes.