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“Genio y figura, hasta la sepultura”, dicen por allí. Y la referencia más reciente es la boxita Ivonne Ortega Pacheco, gobernadora de Yucatán en el período 2007-2012, para muchos una mandataria exitosa y, para otros, simplemente rayando en la corrupción.

Ahora resulta que, algunos años después, la nativa del municipio de Dzemul (en donde, después de haber sido alcaldesa siempre ha perdido comicios, ¿será por algo?) decidió hacerse a un lado y renunciar al partido que la cobijó y le blindó sus notas negativas y una que otra positiva: el PRI-nosaurio.

En efecto, doña Ivonne Ortega -a la cual le llaman ya “maestra”- acusó a medio mundo priista de que le tranzaron la elección interna, que estuvo llena de corruptelas y que, por consiguiente, su contrincante, Alejandro Moreno Cárdenas, mejor conocido como Alito (o Amlito), gobernador de Campeche con licencia, es espurio, ilegal, chafa y toda clase de lindezas relacionadas con la corrupción.

En un comunicado que giró en sus redes sociales, doña Ivonne sostuvo en sus dos primeros párrafos: “Nadie tiene duda de que el domingo pasado vivimos una de las jornadas más vergonzosas en la vida democrática del PRI y del país. Eso está claro”.

“El resultado para el PRI es que lo refundieron. Si se insiste en las viejas mañas y en las prácticas deshonestas mostradas durante la elección, el PRI, de la mano de la cúpula, solo tiene una ruta: la extinción”.

Y aquí viene lo bueno, damas y caballeros: no hay extinción todavía para el RIP-nosaurio. Si bien se encuentra en estado catatónico por sus más recientes resultados y ante la tracalada de corruptelas que ejecutaron miles de sus integrantes en el desgobierno de Enrique Peña Nieto, de eso a que se vaya a extinguir, ¡para nada! Así que, Ivonne, allá estás mal.

Y lo de su renuncia al PRI-nosaurio no es más que una intentona de obra teatral pero, desgraciadamente para ella, muy carpera (relacionada con las antiguas carpas donde hicieron sus pininos legendarios personajes como ‘Palillo’ y, por supuesto, Mario Moreno “Cantinflas”). Simplemente, la “despedida” no impactó al grado de meter al PRI en terapia intensiva. Para nada. Incluso, muchos de los priistas que conocen el carácter de la yucateca simplemente alzaron los hombros y comentaron: “La niña está haciendo su berrinche”.

La yuca acusó ¡fraude! entre liderazgos, cúpula y miles de militantes del PRI. A ellos les atribuyó su derrota, la cual era bola cantada. Ivonne Ortega no es la misma de antes y sus dramas en la farándula política ya están en decadencia. Se fue del PRI, ¿y saben qué sucederá? ¡Nada!

Nadie llorará a Ortega Pacheco. Aunque, con seguridad, nos sorprenderá en un tiempo más con algo innovador. Ella no puede perder el glamour, ¿verdad?

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