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Y vaya que los animales de los zoológicos Centenario y Animaya de Mérida se encuentran en un estado de relajación y prácticamente nulo estrés por la ausencia de visitantes, es por eso que se presume que sean más fáciles los periodos reproductivos (el puro “prau” “prau”) de las especies en el encierro.

Por ejemplo, Arturo Antuña Silveira, subdirector de Servicios Auxiliares del Ayuntamiento, confirmó que, en este periodo inusual de cero visitas, los animales están muy relajados, por lo que su conducta sexual se ha visto beneficiada, pues no tienen estrés ante la numerosa cantidad de gente que los veía durante toda la semana.

Esto ha hecho que psicológicamente estén más aptos y con una mayor oportunidad de procreación. “Hace poco tuvimos el brote de guacamayas, flamencos, nacieron una llama, un hipopótamo y varios monos araña; en este sentido, nuestros zoológicos siempre han sido prolíficos”.

“Hay que recordar que tenemos poco más de mil animales de casi 100 especies en ambos complejos, que recibían a muchos visitantes y que ahora, por la escasez de éstos, su conducta es más tranquila”, indicó el funcionario.

Asimismo, no sólo la conducta habitual de relajamiento o sexual ha mejorado, también la alimentación, pues aunque comen en sus tiempos comunes, “siempre lo hacían escondidos de la gente, ahora es diferente”.

De hecho, recalcó que “ahora es más fácil alimentarlos y, sobre todo, asistirlos en sus tratamientos médicos con mayor oportunidad, ya que se les atendía en horarios fuera de la vista del público”.

Recordó que “los tratamientos empiezan a las 17:00 horas, pero ahora los podemos hacer en cualquier momento”.

Y sobre cómo afrontarán el levantamiento de la reclusión humana con respecto a las visitas a los parques zoológicos, Arturito indicó que “será de forma inteligente y gradual, no podemos dejar entrar a toda la gente, pues también afectará a los animales psicológicamente”.

Recalcó que desde el primer día que cerraron sus puertas, tanto en el Centenario como Animaya se han establecido estrategias para que los inquilinos no resientan la ausencia del público. “En el Centenario echamos a andar el trenecito al menos dos veces al día, así como en Animaya, antes o después de la alimentación, pasa el camión del safari, de esta manera los tenemos acostumbrados a la presencia humana”.

Los zoológicos de Mérida forman parte de la Asociación de Zoológicos, Criaderos y Acuarios de México (Azcarm), por lo que la función de éstos ha cambiado, ya no sólo cumplen con esa parte cultural y de esparcimiento para el público, donde aprecia fauna de otros lugares del mundo que jamás podrá ver en su estado natural, sino que se han convertido en generadores y reintegradores de vida silvestre. “Es decir, recuperamos en número a los ejemplares y los reinsertamos en su hábitat”.

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