¡Valematrix marítimo recreativo!
El poder de la pluma
Definitivamente: O la gente es pen… tonta, se hace a la misma o, simplemente, le vale mother.
Con algunas actividades nada esenciales (bueno, según sea el ego de la gente) en Yucatán ya “medio liberadas” ante la pandemia de este virus de su poca máuser como, por ejemplo, las recreativas en las marinas para salir a presumir sus lanchones de 2 ó 3 millones de pesos (sin austeridad republicana, claro está), el deporte preferido viene a ser violentar las normas de seguridad, sanitarias y preventivas.
El caso es que la banda marítima de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) interceptó ahora una embarcación tipo Scaraa (sepa la goma qué es eso pero de que es cara… ¡es cara!) entre Chicxulub y Progreso al transportar a un número mayor de pasajeros que los permitidos en este período de contingencia sanitaria.
Elementos policiacos, a bordo de la lancha 841, se aproximaron a la embarcación tipo Scaraa de 21 pies de eslora, a 100 metros de la playa, echaron un “oclayo” y descubrieron que allí viajaban siete pasajeros: tres de ellos adultos y cuatro menores de edad. El caso es que para este tipo de excentricidades ricachonas (nada propias de la 4T, dirían los “chairos”, con respeto para los mismos) sólo se permiten hasta cuatro ocupantes a bordo.
Después de explicarle al capitán de la nave, un tal “Pancho”, la violación en la que incurrió a las disposiciones sanitarias, se procedió al desembarque de los pasajeros y se remolcó el bote, propiedad de un señor identificado como “Benjamín”, a la marina de la SSP.
Allí, se le impondrá una multa de 43 mil varitos, además de que la navecita quedará retenida por siete días hábiles más.
Ah, se nos olvidaba: la semana pasada, la Poli también interceptó una embarcación donde pachangueaban 10 personas, entre ellas, chavillos y chavillas. O sea, si Pitágoras no miente, éste vendría a ser el segundo caso de valeprogenitorismo marítimo recreativo.
Y después la gente se pregunta: ¿Por qué no decrecen los contagios y muertes por coronavirus en Yucatán (hasta el martes 7 de julio con 562 difuntos y 5,415 infectados; para ayer miércoles, ¡sepa Dios!)?
Pues la respuesta está allí… en la gente del yatecito. ¡Pamba con picahielo!
PRIMERA CAIDA.- Quizá algunas de estas sanciones puedan parecer extremas, argumentando los viajeros de la nave que no estaban en pachanga ni nada por el estilo, pero ahora son momentos de cuidarse.
SEGUNDA CAIDA.- Lo malo de todo este rollo es que cunden los ejemplos que violan las normas de seguridad permitidas y, después, los malos hábitos se propagan.
TERCERA CAIDA.- Cierto, la banda quiere tener momentos de relax, pero nada mejor que tomarlos con conciencia y proteger a sus mismos familiares. ¿Es mucho pedir?