El necesario corrector de estilo
El poder de la pluma
MÚLTIPLES GAZAPOS. Al suprimirse en los diarios y revistas la labor del corrector de estilo, esos medios de información adolecen de yerros que les restan calidad. Veamos la noticia publicada en un antiguo periódico de esta entidad:
“MOTUL. Un motociclista ebrio colisionó de frente contra un automóvil y aunque salió lesionado en la cabeza que golpeó en el parabrisas (al parecer, en la cabeza que no golpeó en el parabrisas no hubo lesiones), éste se dio a la fuga (¡ah, el parabrisas se dio a la fuga!)… Alrededor de las 19:50 horas de ayer, se registró el accidente en la calle 32 entre 31 y 33 de esta ciudad, frente a la tortillería ‘El ángel’, cuando la motocicleta Honda 90 c.c. color negro sin placas (¿el color negro no tenía placas?) conducido (falta de concordancia con el femenino motocicleta) por una persona ebria no identificado (no hay concordancia con el femenino persona ebria), circulaba de Sur a Norte que no freno (carencia de tilde en frenó) y se impacto (falta la tilde en impactó) de frente contra un automóvil en movimiento”.
La información sigue por el mismo tenor; pero, para no causar tedio en nuestros lectores mejor aquí nos detenemos. ¡Qué falta hace el corrector de estilo! Las computadoras nunca podrán sustituirlo.
Alistamos nuestro tirahule especial con dos cañones, lo aprovisionamos con varias piedras, dirigimos el disparo hacia los múltiples errores y, como si cazáramos patos en Sisal, los gazapos caen a tierra. La talega queda a punto de rebosar
ALTA PROFUNDIDAD. La ausencia del corrector de estilo se hace más notoria en el periódico mencionado líneas arriba. Ello permite al Ing. Luis Hoyos Schlamme detectar un curioso gazapo. En esa publicación, al informar de los daños existentes en un fraccionamiento de esta ciudad, ocasionados por el paso del ciclón Zeta, un funcionario municipal dice: “Las avenidas, calles y predios de Las Américas no tuvieron encharcamientos de alta profundidad que le(s) impidieran a sus habitantes realizar sus actividades cotidianas”.
Nos comenta don Luis: En esta oración se utilizan términos contrarios, pues una profundidad no puede ser alta. La nota quedaría bien si se hubiera escrito “de gran profundidad”.
Acudimos al Diccionario de la Lengua Española: “profundidad. Calidad de profundo. Lugar o parte honda de una cosa”. El mismo lexicón define la voz “profundo” como “que tiene el fondo muy distante de la boca o borde de la cavidad; extendido a lo largo o que tiene gran fondo”. Y alto o alta significa: “Levantado, elevado sobre la tierra; de gran estatura; más elevado en relación a otro término anterior”.
Según el diccionario, tiene razón el Ing. Hoyos. Una profundidad no puede ser alta; el calificativo debe ser “grande”, que supera en tamaño a lo común.
Como quien no quiere la cosa, la resortera envía una última pedrada a la “alta profundidad”, el vistoso ejemplar aterriza a nuestros pies y el sabucán rebosa por el exceso de gazapos.
Hasta el próximo tirahulazo.