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GAZAPOS NO APROVECHABLES. Esta columna está muy agradecida con los numerosos y espontáneos batidores que nos envían ejemplares hallados en diversos medios de comunicación. Sin embargo, no todas las piezas que nos remiten son aprovechables para los fines de estas colaboraciones.

Como entretenimiento, en estas líneas comentamos gazapos. Esta voz designa al error, yerro, errata o pifia cometidos inadvertidamente al hablar o escribir; es decir, faltas a la ortodoxia prosódica, ortográfica o sintáctica, siempre que esos errores produzcan anfibologías, pleonasmos, impropiedades, barbarismos, cacofonías y otros vicios gramaticales. Pugnamos, pues, por una correcta redacción del idioma español.

A pesar de ser unas barbaridades, las simples faltas de ortografía que no alteran el significado de la oración no cumplen con el propósito que perseguimos en estas publicaciones. Por ello, este redactor se disculpa con los amables batidores por no aprovechar algunas de las piezas de caza dirigidas hacia nuestra arma.

Estimados batidores, no dejen de enviarnos gazapos. En otra ocasión sus envíos sí serán provechosos. Desde luego, esta columna y el tirahule les reiteramos nuestro profundo agradecimiento.

FALTA DE CONCORDANCIA. El batidor incógnito reaparece en estas páginas y nos envía algo atrasado el Acuerdo de Reapertura por el que el Gobierno del Estado, el Ayuntamiento de Mérida y el Sector Empresarial comunican lo siguiente: “Desde el 14 de diciembre quedan prohibidas y hasta nuevo aviso los eventos sociales como bodas y bautizos”.

¡Atiza! Nuestras autoridades y los empresarios han incurrido en una falta de concordancia gramatical. Según ellos, quedan prohibidas (adjetivo de género femenino) los eventos sociales (sujeto cuyo género es masculino).

Por este motivo, por Internet consultamos la página llamada “La Guía. Lengua”, la cual define la concordancia como “Recurso gramatical que obliga a que unas palabras coincidan con los rasgos o características de otras”. Continúa La Guía. “Todos estos tipos de concordancia son absolutamente obligatorios y cualquier error en su aplicación se considera una falta gramatical grave”. ¡Ah, caramba! Esta definición de concordancia gramatical nos motiva a emplear nuestra arma.

La honda se alista, colocamos una piedra grande en el “cuerito”, hacemos un cuidadoso disparo y el guijarro se impacta con fuerza en el blanco. La bonita pieza se desploma y la guardamos en el sabucán.

Hasta el próximo tirahulazo.

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