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El 12 de marzo de 1938 Hitler lograba la anexión de Austria a la Alemania nazi, argumentando que era un país culturalmente alemán, la voracidad de ese régimen apenas iniciaba, tan solo unos meses después, Hitler, refutando la misma razón, reclamaba ahora los Sudetes una región perteneciente a Checoslovaquia en donde se hablaba alemán, reunidos en Múnich los representantes de Inglaterra, Francia y Alemania, aceptaron la cesión de los Sudetes, la desesperación del primer ministro inglés, Neville Chamberlain, por satisfacer a toda costa al mandatario teutón para evitar una posible guerra, permitió que el 30 de septiembre de 1938 se firmaran los Acuerdos de Múnich.

El servilismo de Chamberlain y el temor de los franceses permitió a Hitler aumentar el territorio alemán sin disparar un solo tiro, convencidos que dándole lo que reclamaba se aseguraría la paz en Europa, el 1 de septiembre de 1939, las tropas nazis invadían Polonia y la guerra que creían haber evitado estalló en la narices de ingleses y franceses, fue tal el desprestigio de Chamberlain que dejó de ser el primer ministro de Reino Unido, haciendo su entrada en la historia Winston Churchill, quien dirigió los destinos de los ingleses en el enfrentamiento que terminaría con la derrota de la Alemania nazi.

Nunca he creído que la historia se repite, cada época, cada instante de la humanidad es único e irrepetible, pero es cierto que los acontecimientos históricos nos dejan enseñanzas que no siempre aprendemos, 84 años después tenemos gobernantes de potencias mundiales que no han aprendido estas lecciones, el dictador ruso Vladimir Putin, pretende reintegrar la gran Rusia tomando de a poco, uno a uno los territorios de la extinta URSS, aún más se ha referido en alguno de sus discursos a la Rusia zarista que extendía su territorio hasta zonas de Polonia.

Vladimir Putin aseguró en 2014 que la provincia ucraniana de Crimea era culturalmente rusa e invadió el país, ante la complacencia de los Estados Unidos y Europa, ahora en 2022 reconoce la independencia de dos regiones más de Ucrania, Donetsk y Luhansk, de nuevo bajo el pretexto de ser culturalmente rusas, los mismos razonamientos de Hitler en 1938, a diferencia de 2014 los estadunidenses y europeos han aplicado severas sanciones económicas a Rusia, pero negándose a dar apoyo militar a Ucrania, de nuevo, igual que en 1938 ante Hitler, la política de ceder ante un dictador, con la esperanza de que no se genere una guerra mundial, ha imperado en el mundo occidental.

Deberían de recordar las terribles palabras de Winston Churchill ante los acuerdos de 1938: “Tuvieron la opción entre guerra y vergüenza. Ustedes escogieron la vergüenza y obtienen la guerra”, los líderes modernos parecen no haber aprendido las lecciones de la historia, ceder por miedo ante un dictador como Hitler no evitó la guerra, ceder hoy ante un dictador como Pútin tampoco la evitará, la cobardía ante un dictador nunca ha sido una buena decisión.

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