En tiempos del posmodernismo

Felipe Mendoza Milán: En tiempos del posmodernismo.

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Después de siglos en los cuales los hombres aceptaban con naturalidad la existencia de la verdad, llegó el posmodernismo del siglo XX a decirle que la verdad no existe, que aquello que nosotros consideramos verdad, solo lo es desde nuestro muy particular punto de vista. Ahora si llegamos a tener la osadía de afirmar que existen las verdades y valores universales, más de tres nos verán con incredulidad y probablemente nos dirijan una sonrisita sardónica apiadándose de un ser humano tan poco entendido de la realidad y con tan arcaico pensamiento.

La complejidad humana alcanzada hasta ahora tiene su origen en la evidencia de que la verdad existe, que lo bueno y lo malo puede diferenciarse, no siempre es tarea fácil entender la diferencia, ya que entre el blanco y el negro de nuestras vidas hay una infinita variedad de matices grises, en realidad la verdad, lo bueno y lo malo no son siempre muy identificables, pero el que no lo sean fácilmente no significa que no existan.

Con la muy cómoda propuesta de que la verdad es relativa y cada quien tiene su propia verdad, han proliferado por el mundo una enorme cantidad de “verdades”, ideologías y pensamientos que llegan a afirmar como verdaderas ideas diametralmente opuestas, mientras que las masas humanas parecen tragarse como verdad todo aquello que se presenta ante sus ojos.

Mucho peor es el permiso que en medio de este pandemónium de “verdades” se da tanta gente para reinterpretar los conceptos de libertad, amor, familia o matrimonio y muchos otros más, acomodándolos a sus propios puntos de vista, porque entonces ya no solo el problema es que algo sea verdad o no lo sea, sino que también nos enfrentamos a que cada quien se siente en la plena libertad de definir a su conveniencia cualquier concepto. Sin duda tenía razón George Orwell al asegurar que “en una época de engaño universal, decir la verdad es un acto revolucionario” y añadiría que además condenable.

Todos aquellos que se atrevan a defender las verdades y valores universales que han permanecido a través de la historia humana habrían de tener en cuenta aquello que señalaba Mahatma Gandhi “aunque la verdad esté en minoría sigue siendo la verdad”.

La diversidad de pensamiento es enriquecedora y ha permitido al género humano contrastar ideas, toda esta diversidad de pensamiento ha tenido que pasar por el filtro de las verdades universales, mismas que ahora son figuras fantasmagóricas asesinadas hoy en día por el relativismo permisivo, libertino y embrutecedor del posmodernismo.

Para todos aquellos todavía creyentes de las verdades universales, de la existencia del bien y del mal y que se niegan a descafeinar y acomodar las definiciones de palabras como amor y libertad a los miles de distintos gustos y maneras actuales, básteles aquella frase de Alexander Vlahuta, “la verdad espera, solo la mentira tiene prisa”, la verdad finalmente triunfará porque la verdad os hará libres.

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