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Entre negros presagios vivieron los rolandistas la semana pasada. Muchas cosas coincidieron para que se formara una tormenta perfecta que obligó al ex gobernador Rolando Zapata a salir solitario en un video a defender su administración ante lo que llamó calumnias e infundios.

La realidad es que muchos vieron en ese acto una especie de desesperación, al presentarse el primer paquete de 31 denuncias -las hay de índole penal y de responsabilidades administrativas-, porque son procedimientos que por ley está obligado el gobierno actual a cumplir.
Las primeras serán analizadas por la Vicefiscalía Especializada en Combate a la Corrupción y las segundas, por el Tribunal de lo Contencioso Administrativo.

En ambos casos, el Gobierno del Estado -a través de la Contraloría General y la Consejería Jurídica- deberá entregar a los órganos fiscalizadores toda la información que requieran.

La rueda de la fortuna giró tan violentamente que daba la impresión de que el ex mandatario se encontraba solo, lejos de los corifeos priistas que durante su administración acusaron a la administración panista de Mauricio Vila de desvíos en pleno proceso electoral, y utilizaron a la ASEY para fines ajenos a la búsqueda de la justicia.

En suma, se trataban de pesquisas e indagatorias opuestas totalmente al proceso realizado por la contralora, Lizbeth Basto Avilés.
En días pasados los priistas del voto duro revivieron por unos días la añoranza de cuando la senadora Ivonne Ortega se convertía en la candidata del PRI al Gobierno del Estado que posteriormente le ganara al PAN, solo que las circunstancias actuales son totalmente diferentes: la ex mandataria se negó a terminar los hospitales en Valladolid y Tekax en donde se dejó de atender a miles de yucatecos, así como a devolver 200 millones a la federación por falta de proyectos productivos.

El PRI con su voto duro, al igual que los otros partidos, no gana una elección y a la ex mandataria le pesan sus omisiones.

Quien recibió muchos cuestionamientos fue el senador de mayoría del PRI, Jorge Carlos Ramírez, por salir en la foto a un costado de la ex gobernadora.

Conocedora de los costos de esa fotografía, la ex gobernadora Dulce María Sauri se quedó en la CDMX.

La que reunió a ocho de los once regidores panistas en el Ayuntamiento de Mérida, con motivo de la rosca de Reyes, fue la diputada Cecilia Patrón, a quien acompañaron Jesús Pérez Ballote, Karla Salazar, Arturo León, Gonzalo Puerto, Brenda Ruz, Nora Pech, Gabriel Mena y Diana Canto, así como el diputado Víctor Merari, el ex alcalde Manuel Fuentes, el director de Instituto de Educación para Adultos, Kirbey Herrera, y los líderes estatal y municipal de albiazul, Asís Cano y Luis Canto.

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