Otro lenguaje
El poder de la pluma
En Yucatán a veces parece que la Federación nos habla con otro lenguaje. No conoce los códigos políticos y administrativos que permiten una adecuada coordinación para atender a los enfermos de Covid-19 que no distinguen entre un hospital federal o uno estatal.
Esta semana, el gobernador Mauricio Vila conminó a las autoridades de los hospitales federales a cumplir con el compromiso de otorgar hasta el 80% de ocupación de camas para enfermos de Covid-19 antes de negarles la atención médica, prerrogativa que en última y caótica instancia estaba cayendo nada más y nada menos que en los guardias de seguridad privados de estos nosocomios.
Es cierto que la situación es complicada, que los héroes de la salud que decidieron quedarse a afrontar la pandemia desde sus trincheras y quienes llevan más de 120 días arriesgando todo para salvar la vida de los demás están cansados luego de jornadas agotadoras.
Pero de eso a querer abrir el hospital temporal Siglo XXI antes de tiempo, provocará que los nosocomios federales ya no cumplan con su cuota de reconversión, compromiso que se adquirió con el gobierno del Estado al inicio de la pandemia, incluso con el apoyo de la Secretaría de Salud para dotarlos de equipamiento necesario.
No sería justo que las personas enfermas no puedan ser atendidas, cuando en Yucatán se han dado las condiciones necesarias para mitigar lo más que se pueda los efectos de la pandemia en la salud y en la economía y que hoy se trata de un asunto ya de responsabilidad individual.
Fuentes del priismo local nos comentan de la reunión por Zoom que sostuvieron el exdirector del Gran Museo del Mundo Maya, Jorge Esma Bazán, y el diputado local del PRI Felipe Cervera para rebatir la iniciativa del gobernador Mauricio Vila para aprobar una nueva negociación con el grupo empresarial Yaxché, con la cual se espera dejar de pagar 1,500 millones de pesos por el edificio y que hoy no se tienen.
De acuerdo con nuestras fuentes, se trata de otra estrategia de Cervera para hacer ver la presunta inutilidad de la negociación haciendo malabares con los costos y los beneficios y otros artificios que tienen como fin negar el derroche que caracterizó a la administración de Ivonne Ortega. A ver con qué argumentos saldrán esta vez.