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Vivimos la época de mayor difusión de información en la historia de la humanidad y este exceso ha dado como consecuencia considerar a la atención humana como un bien escaso. La sobrecarga de información (SI) ocurre cuando la cantidad o la intensidad de datos exceden la capacidad limitada de procesamiento del individuo, lo que puede provocar efectos disfuncionales. 

Diversos síntomas se han asociado a este fenómeno, entre los que se encuentran: estrés, trabajo ineficiente, ignorar información y ser muy selectivo al elegir qué leer o ver (omisión de notas importantes), retraso al tomar decisiones, pérdida de control sobre la información, limitar las fuentes de búsqueda, rechazo de la recepción en la comunicación (por ejemplo, mediante expresiones faciales poco amistosas), falta de perspectiva general, mayor tolerancia al error, menor satisfacción laboral, confusión, ansiedad, tensión cognitiva, desmotivación, dificultad para seleccionar información relevante, asignación de menos tiempo a cada fuente de información, análisis superficial de contenidos, desprecio por las noticias de baja prioridad, incapacidad para usar información en la toma decisiones (parálisis por análisis), pérdida de la diferenciación, la sensación de pérdida de control que conduce a una interrupción en la comunicación, falta de evaluación crítica de la información (volverse demasiado crédulo), dedicar muy poco tiempo para asimilar los datos, mala interpretación, implementar estrategias de búsqueda poco sistemáticas, etc., según explica el Dr. Luis Parra Medina. 

El potencial de internet para atraer y mantener la atención de las personas no se debe únicamente a las características del contenido multimedia, sino que también está impulsado por el diseño y la presentación de la información. Se dice que las redes sociales son sistemas automatizados que diseñan y controlan las conexiones digitales de los usuarios, reconociendo aquello que las personas anhelan, siguiendo el rastro de sus deseos e incorporándolos en algoritmos pensados para crear y mantener necesidades específicas en las personas. Los aspectos de internet que no logran llamar la atención quedan “sepultados” en un mar de información, mientras que los anuncios publicitarios exitosos, aplicaciones, noticias o cualquier información digital que logre captar la atención se registra, amplifica y prolifera. 

Algunos autores han señalado que las empresas de tecnología capitalizan el potencial adictivo del internet al perfeccionar aspectos para llamar la atención en sitios web y en aplicaciones, para así atraer a una mayor cantidad de usuarios, muchas veces sin tener en cuenta el bienestar de los mismos. La naturaleza multitarea de la tecnología y los medios de comunicación que usamos podrían influir negativamente en los dominios cognitivos humanos, aunque se necesitan más investigaciones al respecto. Incluso cuando las personas no utilizan internet para un propósito particular, los teléfonos móviles inducen conductas de verificación constante, caracterizadas por inspecciones rápidas y frecuentes, buscando notificaciones u otro tipo de información entrante. 

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