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En diciembre pasado el Reuters Institute publicó un estudio hecho en 37 países que puso al nuestro en el segundo lugar de consumo de “fake news” (“noticias” falsas), solo detrás de Turquía y arriba de Brasil y Estados Unidos, en tercer y cuarto lugar, respectivamente.

Con una penetración de internet del 65% entre los 130 millones de habitantes de México, solo uno de cada dos de quienes participaron en la investigación afirmó confiar en las noticias que ve en la red. Sin embargo, casi la mitad (49%) dijo tener más certeza en lo que ve en los portales de las empresas informativas.

Otro punto a destacar es que los jóvenes de 18 a 34 años son los que menos creen en las noticias que ven en internet, mientras que los pertenecientes al rango de entre 35 y 54 años se cuentan entre los que más confían.

En mi caso particular (tengo 36 años) me ha pasado que mi madre (65 y más) me comenta como ciertas, noticias que ha visto en la red y que se han viralizado.

En cuanto a las redes que utilizan los mexicanos encuestados para informarse, Facebook ocupa el primer lugar con 61%, seguido de YouTube (37%) y WhatsApp (35%). Por cierto, esta última es de donde más me ha tocado escuchar “noticias” falsas, por cadenas que empiezan a compartir familiares o amigos, lo que les da una aparente mayor credibilidad.

Por otra parte, el estudio reveló que en México la confianza en las noticias es relativamente alta, siendo la televisión el medio más popular entre el público, aunque los medios impresos, como Novedades Yucatán, tienen el mayor nivel de confianza. Pero, también destaca que el consumo de “fake news” no es un problema en línea, ya que la gente en general se toma por cierto lo que se ve en otros medios o escucha en la radio.

Me parece importante destacar algo que publicaba un amigo el 28 de diciembre pasado (Día de los Santos Inocentes): no es lo mismo noticias de broma que “noticias falsas”, ya que estas últimas normalmente tienen el propósito de influir en la opinión del público.

Obviamente el tema salió a colación por la gran cantidad de noticias de broma que publicaban medios serios y que acabaron por enojar a algunos lectores sensibles.

Fabián Romo Zamudio, director de Sistemas y Servicios Institucionales de la Dirección General de Cómputo y de Tecnologías de Información y Comunicación de la UNAM, señalaba que lo que hace tan efectivas la noticias falsas es que nos hemos vuelto consumidores de datos y eso mismo hace que los rumores desaparezcan rápido.

Desde el punto de vista de la psicología, Ricardo Trujillo, investigador de la matería en la UNAM, señala que compartir una noticia falsa es una respuesta de “nuestros instintos primitivos”, en el sentido de que son actos emocionales de mecanismos de defensa y alerta, ya sea para nosotros o para nuestro grupo social.

¿Quién no se ha espantado con alguna publicación que ha creído cierta y la ha replicado en la red?

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