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Los ejidatarios yucatecos aprendieron muy bien, en la época del auge del llamado “Oro verde”, la vieja premisa que afirmaba que “si los de arriba roban, nosotros por qué no”, y muchos hasta nuestros días la siguen aplicando. Esa situación la recordamos ahora que el “enlace” (no hay delegado) de la Procuraduría Agraria (PA) para Yucatán, Alfredo Ramírez Gómez, encabezó el domingo 13 reciente una reunión con un grupo de 1,500 personas pertenecientes a 38 ejidos “mayas” de Yucatán.

La masa campesina, harta de los engaños de los que ha sido objeto a lo largo de muchos años, se lanzó directamente contra la PA en nuestro estado y sus representantes, es decir, visitadores, asesores legales, delegados y demás, un buen número de los cuales se ha ganado a pulso el repudio de los campesinos por la forma amañada en que los atienden, principalmente a la hora de realizar operaciones de compraventa de tierras ejidales.

La demanda de tierras procede de empresarios que necesitan terrenos baratos para invertir y crear empresas o construir complejos habitacionales, y también de toda clase de funcionarios municipales, estatales y federales que han encontrado en el acaparamiento de la tierra una vía segura para hacerse ricos, sin meterse en enredos graves con el erario y la ley.

Es tal el desorden en el sistema ejidal, que los procesos para cambiar de comisario son complicados, por decir lo menos, Nada se decide cabalmente porque todos quieren pertenecer al cuerpo del comisariado, para tratar de agarrar una mejor tajada a la hora de vender tierras. El grito de triunfo que se escucha después de ganar un proceso electoral ejidal no expresa la alegría de disponer plenamente de la tierra para hacerla producir, sino la de alcanzar el derecho de ser quien negocie con los interesados en comprarla.

De los empresarios también es difícil hablar bien porque pagan lo menos que puedan por las tierras, en tanto que los funcionarios y sus subordinados que deben proteger el sistema ejidal son con frecuencia presas de los sobornos, los favores pagados, las manipulaciones recompensadas, etcétera. En varios ejidos se podría rastrear la huella de algunos de esos representantes legales de la PA que llegaban o llegan proclamándose la máxima autoridad del ejido, cuando según la legislación, la asamblea ejidal es el más alto poder.

A la asamblea del domingo en Ixil asistió como invitado del “enlace” Ramírez Gómez el titular de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano federal, Román Meyer Falcón.

Medios de prensa afirmaron que el titular de la Sedatu dijo que hay un plan nacional para atender problemas ejidales como los que se registran en las penínsulas de Yucatán y Baja California. No dio precisiones, así que hay que estar pendientes de que los problemas del ejido en Yucatán, que suben cada vez más de tono, no desemboquen en violencia grave a corto o mediano plazos.

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