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En el mensaje que en el zócalo de la Ciudad de México pronunció anteayer domingo, con motivo de su primer año en el cargo, el presidente Andrés López pidió a los mexicanos que le den un año más para consolidar los programas y acciones de su gobierno.

Decenas de miles de personas llenaron la céntrica plaza capitalina para apoyar al presidente, mientras que otra muchedumbre se congregaba en el área del Monumento a la Revolución para manifestar su inconformidad contra la forma y el ritmo con que el jefe del Ejecutivo está conduciendo al país.

Nos parece que no fue mucho lo bueno o alentador que tuvo el mensaje presidencial, aunque es necesario subrayar que el tabasqueño reconoció que los dos rezagos más importantes en su incipiente mandato están en la seguridad y el crecimiento económico. Pero en lo que él llama la “Cuarta transformación”, López Obrador se cierra a cualquier opinión o enfoque que no sean los de él mismo, y eso es preocupante porque a menudo parece que toma decisiones con base en lo que él cree correcto y no con la sabiduría de los expertos que trabajan para él.

En un balance del primer año de gobierno de AMLO, un punto negro es la forma despectiva con que se dirige a quienes no están de acuerdo con él, a los que llama con sustantivos como fifís y conservadores, dividiendo a la nación en dos partes, con sus seguidores por un lado y sus detractores por el otro. Nadie en su sano juicio afirmaría que esta división beneficia al país.

Otro punto débil del primer año del presidente es el escaso o nulo apoyo para impulsar las actividades productivas en el campo, al que sin embargo se destinaron en el presupuesto 2020 importantes cantidades para “distribuir mejor la riqueza”, entregando dinero directamente a los campesinos, en una política de clientelismo electoral que a la larga (como ya lo vimos en el caso del ejido yucateco) no servirá de nada.

Igualmente se tiene que citar la debilidad con que se combate al crimen organizado, y los vacíos, dudas y errores en torno al trabajo del Poder Judicial, que por cierto otra vez está quedando entre los sectores menos apoyados presupuestalmente. Si hay impunidad, si persiste la corrupción en el aparato de justicia, más impunes se sentirán los criminales, y más mexicanos optarán por el camino malo.

En fin, sin olvidar aquella sentencia popular que afirma que el mayor problema de México son los mexicanos, creemos que desde la firmeza, la acertada planeación y la verdadera práctica democrática es posible que México sea mejor al término de este sexenio. Así que podríamos decir que todo lo que le falta al Ejecutivo Federal es que sus acciones correspondan fielmente a sus discursos. ¿Usted cómo cree que nos vaya en 2020 a la luz de lo que se hizo en este año que termina? ¿Mejor, peor, igual...? No olvide que todos tenemos que poner de nuestra parte.

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