La quinta década, columna de Gínder Peraza Kumán: ¿Quién es mejor, el conservador o el liberal?
El poder de la pluma
Ante las crecientes demandas para que las autoridades realicen acciones concretas a fin de eliminar o al menos disminuir el número de feminicidios que se cometen en el país, el presidente Andrés López incurrió en un desatino al opinar que los “conservadores” buscan aprovechar esa generalizada demanda para sacar raja política.
No es la primera vez que el jefe del Ejecutivo federal alude a sus detractores o críticos usando el calificativo de “conservadores”, así es que la población en general va formando en su mente una lógica que considera a los “conservadores” como gente negativa, y por consiguiente a los “liberales” como una mejor opción.
A nosotros no nos gusta esa división y más bien asumimos como correcta la segunda acepción que el Diccionario de la Lengua Española (Dele) ofrece para la palabra conservador: 2. adj. En política, (persona) especialmente favorable a mantener el orden social y los valores tradicionales frente a las innovaciones y los cambios radicales. En contraparte, establece lo siguiente para la palabra antítesis de conservador, y que es liberal: 4. adj. Que se comporta o actúa de una manera alejada de modelos estrictos o rigurosos. // 5. adj. Comprensivo, respetuoso y tolerante con las ideas y los modos de vida distintos de los propios, y con sus partidarios.
Desde que asumió el cargo, nuestro presidente ha hecho divisiones sociales que le han servido para criticar a unos sectores y elogiar a otros, y les ha atribuido la calidad de conservadores a quienes se oponen a sus proyectos, ideas y expresiones. Pero, ¿ser conservador es intrínsecamente malo? ¿Qué pecado comete quien en política es favorable a mantener el orden social y los valores tradicionales, frente a las innovaciones y los cambios radicales? ¿El conservador es menos valioso o menos inteligente que el liberal?
Nos parece que un conservador vale tanto como un liberal, sobre todo si aquél comparte con éste el anhelo de una patria mejor, el sueño de que todos seamos considerados iguales, y el deseo de que cualquiera pueda progresar en lo personal con base en el trabajo, la perseverancia y la honradez.
Desafortunadamente, conservador y liberal son palabras que hoy día sirven para alabar o denostar a quienes piensan igual o diferente que los demás. ¿O es que quien se considera liberal tiene todo el derecho de censurar a los que se proclaman conservadores, pero los conservadores no pueden señalar los errores y conductas inconvenientes en que incurren los que se dicen liberales?
Falta más inteligencia en la política para reconocer que la división y los enfrentamientos juegan contra nosotros, y que el desarrollo solo se logrará con unidad, respeto y orden. También se requiere inteligencia para reconocer que, como conservador o liberal, o cualquier otra calidad político-social, todos podemos y debemos hacer aportaciones que permitan el crecimiento de México.