¿Cuánto daño dejará el Covid-19?
El poder de la pluma
Quisiera uno pensar en otra cosa diferente, pero es prácticamente imposible: todo el mundo tiene en la cabeza los problemas que está generando la pandemia del coronavirus Covid-19. Es más, el tema ya sobrepasó con mucho el ámbito de la salud, la lucha que completamente todos debemos librar para salir lo menos lastimados posible de esta coyuntura sanitaria.
La segunda fase de esta lucha, ya declarada en México, busca básicamente reducir el impacto en la salud pública, pero lo que empieza a predominar es la preocupación de lo que sucederá en el ámbito económico, con todos los indicadores internacionales y nacionales en niveles negativos. Éstos incluyen la devaluación del peso, el desplome del precio del barril de petróleo y la caída de las bolsas de todo el mundo (lo que significa el retiro de inversiones bursátiles y la cancelación de proyectos empresariales para generar empleos), entre otros.
En el plano individual, los más afectados como siempre son los que menos recursos económicos tienen y a los que les bastará un mes o mes y medio para quedar en una marcada indefensión, sin recursos para allegarse los bienes y servicios más básicos para vivir o sobrevivir. Porque, como usted sabe, unos 60 millones de mexicanos viven desde antes del coronavirus en la pobreza o en la miseria.
Las víctimas del Covid-19 no solo sufrirán los estragos en salud física y económicos, sino que muchos tendrán además afectaciones de tipo psicológico o mental, por el estrés que está conllevando la actual crisis.
Causa espanto escuchar un audio que circula en redes sociales, en el que una mujer le habla a una amiga para advertirle, como lo hizo con ella “el primo de un amigo”, que las verdaderas causas de que le pidan a la población que no salga de sus casas es que los gobiernos quieren evitar el pánico que surgiría cuando de un momento a otro nos invadan extraterrestres. ¡Hágame usted el refabrón cavor!
Si el mundo entero cae dentro de unas semanas en una recesión económica, es muy probable que, además de todos los impactos que ya citamos, los países tengan que afrontar serios problemas de salud mental, un rubro en el que México no está en pañales, sino más abajo, con pocos psicólogos y psiquiatras para atender a una población que ya ronda los 130 millones de personas, la gran mayoría de las cuales no tiene la costumbre de pagar por los servicios de esos profesionales.
Todavía no se ve la luz al final del túnel, y aún no sabemos tampoco cuáles serán todos los rubros en los cuales habrá que trabajar mucho para lograr que nuestro país, y los otros afectados, recuperen la normalidad. Aunque lo de normalidad es un decir, porque desde este sábado 28 comenzaron a circular versiones de que ha surgido ya un nuevo, amenazante enemigo: un hantavirus, que ya había cobrado una vida en –para variar– la provincia de Yunnan, China.