Transporte urbano y contagios en pandemia
El poder de la pluma
A partir de esta semana la vida en las calles de Mérida deberá ser más intensa, y las actividades económicas en general aumentarán casi al nivel que tenían a principios de este año, cuando no habíamos empezado la lucha contra la pandemia del coronavirus. El cambio ocurrirá luego de los acuerdos que tomaron el gobernador Mauricio Vila y líderes de diferentes cámaras empresariales de Yucatán, en una reunión en la que éstos insistieron en la necesidad de reactivar la economía, a fin de que miles de yucatecos puedan salir de sus casas a trabajar y ganar el sustento de su familia.
En un mensaje, el jefe del Ejecutivo detalló los cambios que se harán en el combate al Covid-19, y dijo que habrá una vigilancia muy cercana sobre los diferentes rubros económicos, a fin de modificar las medidas si es necesario.
Bajo esa advertencia de Vila Dosal, será indispensable que todos, desde las autoridades hasta las familias más pobres, pasando por los empresarios, cumplan la parte que les corresponde, pues de lo contrario no sólo se cancelarían las nuevas medidas de apertura, sino que incluso se podrían agregar otras. Evitar más muertes, primero, y permitir que los ciudadanos salgan de sus casas a ganar el sustento familiar, segundo, son las prioridades del nuevo paquete de medidas.
Las decisiones tomadas por el gobernador y dirigentes empresariales parecen correctas, pero hay una medida de la que al parecer ni siquiera se habló, y que debería ser obligatoria: la reestructuración del transporte urbano, sobre todo tras los señalamientos recientes, de que en el ámbito de ese servicio cada día miles de usuarios se exponen cientos de veces a contraer el coronavirus.
Cualquiera que se suba a un autobús urbano puede darse cuenta de que, en efecto, en esos vehículos normalmente se registran aglomeraciones peligrosas y potencialmente mortales.
¿Por qué los autobuses urbanos siguen llegando al Centro Histórico, en una costumbre que hace que gran número de usuarios tengan que pagar cuatro boletos para ir de su casa al trabajo y viceversa? Una explicación, que vimos expuesta en un programa de TV por Facebook, es que a los comerciantes organizados de Mérida les conviene que sea así, para que la gente que en sus viajes cotidianos pasa por el Centro esté obligada a hacer sus compras en esa área urbana.
Es decir, que el sistema de transporte urbano –cuya modernización es un cuento ya viejo– está planeado para beneficiar a los comerciantes, no a los usuarios.
Sea cierto o no tal factor que durante decenios ha privilegiado a esos empresarios, el hecho es que con la pandemia –algo con lo que nunca nos habíamos enfrentado al menos en varios siglos– se vuelve más evidente la necesidad de modernizar el sistema de transporte urbano, poniendo en primer lugar el beneficio de la ciudadanía, más que el negocio de los comerciantes.