¿Creación de empleos? ¿Qué es eso?
El poder de la pluma
Es una mañana fresca, agradable. En los árboles cercanos surgen trinos y gorjeos de todo tipo, y vamos identificando a las aves por su canto: cerca se oye una torcaza, un poco lejos se distingue a una coquita, y a unos metros se oye a un cenzontle. Es hora de ir por el desayuno.
El día transcurre entre visitas a familiares, pláticas amables y chistosas, y encuentros fortuitos con amigos. Al anochecer cumplimos el ritual de sacar sillas tipo mecedora a la acera para disfrutar el aire fresco, saludar a los que pasan por la calle y saborear un pan comprado al panadero que recorre las calles con su triciclo.
Si la vida es tan agradable en nuestro pueblo natal, ¿por qué muchos se van a vivir a Mérida y ya no vuelven? La respuesta es muy sencilla: Necesitan un empleo para ganarse la vida y mantener a su familia.
En el pueblo hay temporadas en las que no faltan empleos, en la ganadería, la agricultura, la pesca (desde el cercano puerto de Dzilam Bravo) y dos o tres rubros más. Pero hay épocas, como la actual, en la que está empezando la sequía, en que resulta difícil ganarse la vida. Las quemas agrícolas son una de las pocas actividades que requieren mano de obra por estos días, y hay algunas otras chambas eventuales.
Para quien nunca ha vivido en un pueblo resulta difícil entender cómo logran el sustento diario los miles de familias que habitan en el interior del estado. Porque cuando usted lee en cualquier medio de comunicación que alguien inauguró una empresa o negocio que está generando 50 ó 100 plazas laborales, por ejemplo, tenga por seguro que esos empleos son para quienes viven en Mérida, o cerca. Las autoridades municipales del interior del estado quizás ni siquiera saben qué es crear empleos; nadie las impulsa a cumplir esa labor, y los niveles superiores de gobierno tampoco se interesan por ella.
Es una rareza que entren en operación en los municipios empresas como las de generación de electricidad eólica, que ofrecen empleos formales con un salario decente más las prestaciones de ley. Sólo algunos afortunados logran un espacio en esos desarrollos, a los que tantos obstáculos les ponen actualmente las autoridades federales.
Hay que aclarar que esa forma de gobernar sin preocuparse por generar empleos fuera de la capital estatal no es de ahora, sino de siempre. Eso malo siempre ha existido, pero lo peor es que no se ve por ningún lado intención alguna de corregir tal problema.
Por esa situación, los tiempos electorales son de gran agitación y enfrentamientos, pues los ciudadanos luchan por “colocarse” con algún candidato que tenga posibilidades de convertirse en presidente municipal, para luego tratar de “cobrar” el trabajo político con un puestecito en el ayuntamiento, que permita al afortunado vivir decentemente, al menos durante tres años. Después ahí luego veremos...