Dos de los factores o situaciones que más están marcando la actual dura realidad del país y su dudoso futuro a corto y mediano plazos son el regreso a las clases presenciales a partir del próximo 30 de este mes, y el hecho de que continúa la incertidumbre acerca de lo que pasará en la economía mexicana. 

Luis Arturo Suárez Bravo, vicepresidente y encargado temporal de la presidencia de la Unión Nacional de Padres de Familia, abordó en una entrevista hace un par de días el asunto de las escuelas y el más de año y medio que éstas llevan sin trabajar de manera regular, y subrayó cómo los gobiernos de los tres niveles y los propios maestros se las tuvieron que ingeniar para sacar el año escolar, en unos casos aplicando un sistema mixto que incluyó realizar algunas actividades en los centros escolares, y todo lo demás lo hicieron los estudiantes en su casa, generando así un inédito sistema mixto de enseñanza-aprendizaje. 

En la recta final del segundo ciclo escolar improvisado, el presidente Andrés López anunció que “así llueva, truene o relampaguee” las clases en las escuelas tienen que reanudarse, y la fecha fatídica para hacerlo es el último lunes de este mes. 

Sin duda que la suspensión del desarrollo escolar del país puede dejar un daño profundo y a largo plazo, pero Solís Bravo lamentó que la autoridad federal encabezada por López Obrador no se haya molestado en consultar a los maestros, y menos a los padres, antes de tomar una decisión sobre cuándo y cómo reanudar las clases. 

El dirigente de los padres de familia también coincidió con otras opiniones en el sentido de que queda muy poco tiempo para acondicionar debidamente los planteles escolares, que además del deterioro de sus paredes, puertas y ventanas, sufren robos y saqueos que hacen necesarios fuertes gastos para reponer desde ventiladores hasta sillas y pizarrones, e incluso cablería eléctrica. 

La presencia de la pandemia de Covid-19, que ya ha dejado poco más de 3 millones de muertos en todo el país, fue punto de comentario obligado para Solís Bravo, quien reconoció que en el desafortunado caso de que aparezcan entre los estudiantes brotes más o menos amplios de la enfermedad, los padres de familia y profesores tienen dudas sobre si el gobierno tendrá disponibles los hospitales, médicos y enfermeras que se necesitarían para hacerle frente a una situación como ésa. 

Y todavía más, se preguntó cómo se plantearía en el plan para el regreso a clases (que todavía no existe, o no se ha dado a conocer) el traslado de los estudiantes de su casa a la escuela y viceversa, tomando en cuenta que es en ese desplazamiento donde probablemente ocurre y seguiría ocurriendo el mayor número de contagios entre niños y jóvenes, y luego entre éstos y sus familiares. 

No cabe duda ¿no lo cree usted? que la vuelta a las aulas dentro de dos semanas será un caso para la araña.