Felicidad en la locura y las uniones gay
Gínder Peraza Kumán: Felicidad en la locura y las uniones gay
E RA UN HOMBRE de unos 40 años, delgado y alto, de cabello largo, vestido a medias con raído pantalón color caqui, sin camisa y descalzo. Evidentemente estaba afectado por alguna enfermedad mental, pues mientras zigzagueaba entre la gente mostraba una gran sonrisa de satisfacción, y volteaba a ver a cada rato su mano derecha, en la que llevaba un plato desechable lleno de comida, probablemente robada de algún puesto del Mercado Grande. Fue una imagen impresionante, sobre todo porque recordaba, irremediablemente, la forma en que se comportan los perros cuando consiguen algún buen hueso para roer, o los restos de alguna comida que ningún otro can había visto antes que ellos.
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LOS GRITOS, PORRAS y consignas salían de la garganta de decenas de personas, la mayoría jóvenes, aunque había algunos y algunas de edad madura. Todos festejaban la decisión que se había tomado momentos antes en la Sala del Pleno del Congreso del Estado. Se había autorizado que homosexuales y lesbianas puedan unirse legalmente en una sociedad que insisten en que se llame “matrimonio igualitario”. Nos parece que ninguna de esas dos palabras es adecuada para definir esa nueva sociedad legal, pero parecería que el objetivo de insistir en eso es que los verdaderos matrimonios se enfurezcan, y vean que, aunque no les guste, los “matrimonios gais” empezarán a proliferar en nuestro Estado. Surgirán por lo menos enfrentamientos dialécticos y señalamientos de tipo moral y ético. Ya veremos cuánto aportan al desarrollo de nuestra entidad las parejas (aunque la “liberalidad” sexual impulsada desde el centro del país puede incluir tríos) que decidan jurarse fidelidad para toda la vida.
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TAL VEZ YO EXAGERE, reconozco en la plática con mi amigo, pero me da coraje ver en la televisión cómo grandes corrientes de agua coloreadas por el lodo destruyen carreteras, puentes, sembradíos y viviendas, sin que la gente pueda hacer nada, sin que los gobiernos municipales, estatales y federal de México tengan la más mínima intención de abrir las arcas públicas para tomar lo que se necesita a fin de afrontar la dramática situación de miles de mexicanos que sobreviven ciclones, hambrunas e inundaciones, como ciudadanos de cuarta categoría... ¿Por qué diablos países del norte de Europa que durante siglos sufrieron inundaciones lograron construir sistemas de canales y presas que hoy no sólo evitan o reducen mucho las inundaciones en sus ciudades, sino que además favorecen una agricultura avanzada. ¿Por qué existe esa diferencia? ¿Qué pasaría si los nórdicos vienen a trabajar el campo mexicano, mientras que los mexicanos se van a los países nórdicos a tratar de mantener los niveles de producción que acostumbran lograr los países de esa zona?