Civismo y ética para el desarrollo nacional
Gínder Peraza Kumán: Civismo y ética para el desarrollo nacional
Pasaron ya como dos años y medio desde la anterior vez que vine de visita a Cancún. Cuando vengo a esta ciudad, me gusta presumirles a mis amigos chilangos o de otras partes del país que nosotros los yucatecos si no tenemos dinero venimos a disfrutar de los atractivos cancunenses y del resto de Quintana Roo, lo que les da cierta envidia o coraje porque ellos tienen que escoger generalmente, luego de revisar sus bolsillos, entre el puerto de Veracruz y Acapulco.
En la plática familiar me informaron que ya mis sobrinos terminaron sus estudios y ahora tienen la edad en la que necesitan trabajar, y por lo menos dos ya lo hacen en el magisterio. La charla familiar se decantó entonces hacia las vicisitudes que atraviesan los profesores para alcanzar, con suficientes horas de trabajo asignadas, un salario decente.
Surgió entonces una situación que creemos digna de análisis, luego de que alguien comentó que un maestro que se especializó en inglés puede completar su número máximo de horas más rápidamente que otro que prefirió especializarse en la enseñanza del Civismo y la Ética. Le explicó.
Cancún es un lugar turístico y requiere mucha fuerza laboral que hable inglés; las dependencias educativas saben esto y canalizan más jóvenes al estudio de ese idioma, y menos de éstos eligen inscribirse a Civismo y Ética, porque es una materia a la que se le asignan muy pocas horas, a veces sólo dos por semana en una escuela, lo que apenas da para ocupar a un maestro.
Usted, amable lector que es padre, recordará que hace unas décadas la enseñanza del civismo era muy importante, y aunque caiga mal hay que decir que las generaciones que recibíamos esa materia adquiríamos un buen grado de conciencia cívica, y de la obligación que teníamos de respetar las leyes, defender nuestra patria y trabajar duro por engrandecer a ésta, entre otras cosas positivas.
Ahora parece que prevalece la enseñanza de habilidades que ayudan a ganarse la vida y se relegan las materias que permitirían formar, además de buenos trabajadores, ciudadanos que tengan en lo más alto de su conducta el seguimiento de los valores éticos y morales que hacen grande a un país.
Los profesores presentes en la charla señalaron que al término del sexenio federal anterior (el de Enrique Peña Nieto) el sistema educativo parecía encaminarse a un buen nivel de calidad, pero al comenzar la actual administración los buenos planes se perdieron en una serie de cambios, y lo más probable, agregaron nuestros sobrinos, es que los aspectos buenos que por suerte siguen vigentes desaparezcan también con el próximo cambio de presidente, lo que sería una verdadera lástima si tomamos en cuenta que lo que más le urge producir a nuestro país es precisamente buenos ciudadanos, con disciplina y altos valores… Pero parece que no es ése el rumbo que actualmente se está siguiendo