Cuando el alumno supera por mucho al maestro

Gínder Peraza Kumán: Cuando el alumno supera por mucho al maestro

|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Escribir Giotto en un buscador de internet puede dar un resultado abrumador de cientos o miles de entradas, pero nosotros nos estamos basando (por segunda vez a petición de un amable lector), como precisamos en nuestro artículo del 15 de octubre, en la obra “Clásicos universales”, que a su vez tiene como fuente los detallados textos que escribió el pintor y arquitecto Giorgio Vasari.

Casualmente ya habíamos decidido comenzar con una anécdota que también utiliza la enciclopedia libre Wikipedia para empezar su artículo sobre Giotto, y es la que cuenta que cuando era un niño y cuidaba un rebaño de ovejas, Giotto fue descubierto por el pintor Cimabue, quien quedó impresionado al ver que el pequeño pastor dibujaba sobre una piedra una oveja tan real que parecía viva.

Cimabue convenció al papá del niño para que le permitiera llevárselo a Florencia y hacerlo su discípulo. Pronto el pequeño no sólo superó a su maestro, sino que desarrolló su propio, maravilloso estilo, en el que lo más importante era su facilidad para el dibujo. Todos reconocían que Giotto había revivido este arte, prácticamente desaparecido durante dos siglos.

La obra de Giorgio Vasari es prolija al detallar las creaciones que salieron de la mente y las manos del artista florentino, y ni siquiera la pura lista de sus trabajos en muchas ciudades cabría en este espacio. Podemos, eso sí, elegir algunas descripciones de obras y dos o tres anécdotas en torno al artista que propició un cambio relevante en el arte, y que era amigo personal de, por decir algo, Dante Alighieri (tan buen poeta como él, apunta Vasari), Giovanni Bocaccio, Brunetto Latini (maestro de Dante), Miguel Ángel Buonarroti y, en fin, todos los grandes de la pintura, arquitectura, poesía y demás artes de esos tiempos.

En las 22 páginas y un párrafo que los editores modernos de “Clásicos universales” dedicaron a Giotto son numerosos los trabajos que éste realizó teniendo a San Francisco de Asís como protagonista. El florentino también hizo muchos trabajos acerca de los apóstoles de Cristo, la Virgen María, Jesucristo y, en fin, todos los personajes que, inmortalizados también por el arte, daban lustre y personalidad a las basílicas, iglesias, capillas, bautisterios y camposantos.

Para cerrar este apretado artículo, agregaremos una anécdota y un fragmento de un poema de Angelo Poliziano dedicado a realzar la figura de Giotto: Dicen que cuando era muy joven, el genial artista pintó una mosca en la nariz de un personaje sobre el que estaba trabajando su maestro Cimabue, quien varias veces intentó espantar con la mano al insecto, antes de darse cuenta de que éste no estaba vivo.

“Yo soy aquél por quien resucitó la pintura extinta y cuya mano fue tan proba como hábil. Si algo faltó a mi arte, fue lo que les faltaba a los ejemplos de la naturaleza. Nadie pudo pintar más ni mejor...”

Lo más leído

skeleton





skeleton